De
las proclamas revolucionarias al apoyo de la restauración conservadora
El Movimiento Evita y el
Frente Transversal se unen a cuestionar a Daniel Scioli, haciendo leña del
árbol caído. Se olvidan que cuando en 2011 se jugó la profundización del modelo
en la provincia eligieron el proyecto de la derecha peronista.
Cabe
destacar que de un tiempo a esta parte
el gobernador Daniel Scioli no ha virado en su proyecto ideológico-.político;
en todo caso, ha hecho confesión de sus ambiciones a la presidencia bajo un
comportamiento que hace a su identidad: una hipotética búsqueda del consenso y
el orden, eufemismos que oculta la perpetuación del orden de cosas en una
provincia privilegiada por su riqueza natural pero con altos niveles de
desigualdad.
Entre los
aspectos más sombríos de la gestión de Scioli se encuentran las políticas
punitivas de seguridad, la anulación de los procesos iniciados de reforma de la
institución policial, la autonomía de la fuerza policial, la desregulación de
la situación carcelaria y las inconsistentes políticas de derechos humanos.
Uno de los
motivos por los que se dio apoyo a Scioli fue ser “peronista”, un concepto cuyo
significado se halla en disputa permanente en la que quizás sea la más encarnizada
de las batallas culturales argentinas. Lo cierto es que Scioli sí pertenece al
histórico instrumento electoral del peronismo, el Partido Justicialista, habiendo
empezado su carrera política en el auge del ciclo neoliberal del partido. Si
por peronismo caracterizamos a un gobierno signado por la expansión de los
derechos y la industrialización, podemos sostener una contradicción notoria con
el enfoque de gestión del actual gobernador, partidario de medidas restrictivas
que sin constituir un Estado gendarme responsable, da autonomía a corrompidas
fuerzas represivas viabilizando la perpetuación de una situación irregular. La
anulación de los secretariados de derechos humanos locales (una de cuyas
funciones principales era la visita a cárceles a pedido de familiares) y la
anulación de las reformas emprendidas previamente por León Arslanián y Marcelo
Saín hacia un control civil de la policía bonaerense.
Pese a la
invocación de una retórica radicalizada y socializante, la participación en
foros de la izquierda latinoamericana y una preocupación supuesta por los
sectores vulnerados por el flagelo neoliberal, el Movimiento Evita y el Frente Transversal cerraron filas practicando
un repentino maccarthismo pejotista frente a los adherentes kirchneristas
provenientes del progresismo y la izquierda nacional. Es decir, se
evidencia el comportamiento hipócrita de condenar adentro lo que se valora
afuera, una manipulación tramposa destinada
ocupar el lugar de interlocutores válidos de ideas que denigran en casa.
No conformes con ello, sostienen el proyecto neoliberal del principal candidato
de la derecha rumbo a 2015.
“Nosotros no somos progresistas, nosotros no
somos los más lindos, nosotros somos los más feos. Nosotros somos los que nos
metemos en el barro. Eso es lo que es el Movimiento Evita, eso es lo que
queremos representar. Y es por eso que somos profundamente peronistas”,
sostiene Pérsico en una jornada de apoyo a Scioli en 2011.
Al respecto,
cabe decir que cualquiera sea la idea invocada, las palabras “progresismo” y
“conservador”, como izquierda y derecha, son adjetivos necesarios para dar
cuenta de la entidad de los posicionamientos ideológicos y programáticos bajo
contextos específicos: o se está a favor de una mayor diversidad cultural e
igualdad o se considera a la sociedad como un todo dado cuyas tensiones
internas resultarían de malos gobiernos (por corrupción, incapacidad,
ineficacia, etc.). A pesar de ser conceptos muy discutibles, no han perdido
utilidad, y refieren con nitidez a la defensa de lo público o a la apropiación
de lo privado. Así, claro está, puede hablarse (a pesar de Pérsico) o de un
peronismo conservador/neoliberal (versión menemista y duhaldista) o de un peronismo
izquierda/progresista (que él no represente ni quiera representar).
La misma
crítica es transferible al Frente Transversal, quién desde la CTA traiciona bajo el liderazgo de Depetri a la tradición reivindicactiva
de la central uniéndose al proyecto neoliberal provincial.
Mi buen amigo
el Anticapitalista resumió con inmejorables palabras, la expectativa que puede
trazarse sobre éstas conducciones, que hoy se despegan del Gobernador ante la
favorable relación de fuerzas del gobierno nacional:
«Hay que recordar que Navarro, Persico y el
Movimiento Evita tranzaron por los cargos con Scioli ( lo cual podria o no ser
legitimo pero claramente no respondía a sus supuestas convicciones digo siendo
que el Evita se considera de izquierda o participa luego en el foro de San
Pablo ) sabiendo que Scioli siempre jugo sin romper con el establishment y
siempre posicionandose como el garante del cierre conservador (consenual y no
crispado , es decir siempre funcional al establishment ) del ciclo kirchnerista
al que por ejemplo Ricardo Forster titulo como anomalia, digo Scioli es la
garantia clara del establishment , para mi el ejemplo paradigmatico era cuando
Nestor , Cristina y Moyano estaban en 2010 en la cancha de River junto a unos
cien mil trabajadores y en ese momento Scioli coqueteaba en el nefasto coloquio
de Idea con las emprasas y empresarios a los que siempre les intereso el país
como decia el HDP de Bernardo Neustadt junto con el HDP de Mariano Grondona
cuando auspiciaban el programa del establishment que auspició la entrega y
entrego el estado argentino a los capitales extranjeros e hipoteco el futuro de
los argentinos y argentinas por muchisimos años siempre asegurando sus fortunas
personales en Suiza y Uruguay.»