Durante la última semana, nuevamente se ha podido observar acciones
desestabilizadoras que ha contado
con el apoyo de los sectores más concentrados. Desde 2008 a esta parte, la región asistió a
situaciones que pusieron en jaque a distintos gobiernos (protesta del sector
agroexportador en Argentina durante 2008-2009; protesta de los autonomistas de
Santa Cruz de la
Sierra en 2008; destitución
constitucional de Manuel Zalaya en 2009 en Honduras; secuestro policial de
Rafael Correa en 2010), todos ellos claramente influenciados por el modelo que llevó al, breve derrocamiento de Hugo Chávez Frías en Venezuela durante 2002: alta participación medática, apelación a "entendidos publicistas" para avisorar crisis social y económica ante las decisiones de un gobierno autoritario e importante participación opositora gremial y empresarial.
La realización de un paro nacional indeterminado por el
sindicato de camioneros en Argentina el pasado miercoles, el juicio político que destituyó a
Fernando Lugo en Paraguay en la jornada de ayer y la protesta policial en Bolivia revelan hechos
perturbadores que invitan a reflexionar sobre el fortalecimiento de las
garantías democráticas de la región y la (¿casual?) coyuntura en que ocurren.
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