A modo de
respuesta al conflicto entablado entre el vicegobernador Gabriel Mariotto y
funcionarios del gobierno de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli hizo
pública el 13 de mayo su aspiración a luchar por la presidencia en 2015.
Pese a las arengas del peronismo antikirchnerista y
de la prensa opositora respecto a su alianza con el gobierno nacional que dan
centralidad a su figura, el gobernador espera paciente. Con su silencio, Scioli
optar por emitir guiños a esos sectores ejecutando políticas diferenciadoras y
cuidando al mismo tiempo perder al contundente electorado k.
Previamente, la oposición no-dirigente ha pensado largamente
en afianzar al intendente capitalino Mauricio Macri, pero su pésima
administración hace que Buenos Aires se ha observada desde el interior con
temores que parecen tener sobrados fundamentos. A diferencia de Macri, Scioli
aporta una estructura partidaria nacional de un partido que gana elecciones
solamente con sus símbolos institucionales y un perfil mediático de moderación
y sencillez que pareciera cautivar a los ideólogos de la oposición.
Scioli, instalado definitivamente por el multimedia
opositor Clarín, es observado como un comodín de lujo. En el programa de la
derecha tradicionalista argentina “Pensando con Mariano Grondona”, el 5 de
febrero del actual año el diputado Francisco De Narváez dijo compartir “el
sentido del deber público” de forma similar a Macri, Scioli, Massa y Michetti,
todos ellos aspirantes a gobernar la provincia y sin temor a hacer una
experiencia como candidatos al ejecutivo nacional. Ningún candidato opositor
que pretenda acercarse al siempre codicazo electorado kirchnerista rechazaría
integrar una fórmula con él. La estrategia del gobernador es clara:
manifestarse como un “kirchnerista moderado” frente al peronismo kirchnerista,
y como un “peronista” capaz de ofrecer orden y unidad a los grupos hegemónicos.
¿Mariotto
pone palos en la rueda?
Los dichos por la ministra Cristian Álvarez Rodríguez
que señalaban que Gabriel Mariotto ponía “palos en la rueda” contrastan con las
oportunidades que Scioli podría haber sacado a la cuestión. Si bien Mariotto ha
participado junto en distintas jornadas junto a opositores al sciolismo, suele
omitirse que el motivo de tales encuentros ha sido la preocupación por la
autonomía de la fuerza policial y las pésimas condiciones de vida de la
problación carcelaria. Con ello, se critica al vicegobernador pero se tira la
mugre bajo la alfombra. El gobernador Scioli, en tanto, no ha asumido un
compromiso para resolver éstos problemas (como si lo hizo la ministra Garré al
adherir al Acuerdo para una Seguridad Democrática); por el contrario, sostiene
al alcaide mayor Ricardo Casal como soporte ideológico desde el cuestionadísimo Ministerio de
Seguridad.
Esto viabiliza un comportamiento diferenciador del
gobierno nacional desde la cartera dirigida por Nilda Garré, ofreciendo en la demagogia
punitiva perspectivas para una baja de la edad de imputabilidad, continuidad
del negocio millonario de la inseguridad (cámaras, alarmas, seguridad privada y
otros dispositivos), perpetuación de la autonomía de la fuerza policial,
conformación de áreas con nivel de
vulnerabilidad diferencias y la falta de profesionalismo de la institución (en
el mejor de los casos).
La idea de
sucesión
Desde la reelección de Cristina Fernández es un asunto
complejo de resolver la planificación de una estrategia de continuidad del modelo
o la opción de una transición. Estos temores están dados por un fantasma que
recorre la historia argentina: la anulación de realizaciones exitosas y la
eliminación de políticas de mediano y largo plazo al asumir un gobierno de
signo ideológico contrario.
A diferencia de otros países, en Argentina los
“ismos” desde el siglo XX no designan la abstracción de ideas movilizantes, sino la adhesión a una
conducción de un líder político determinado. El “peronismo” suele ser la
expresión de la adhesión por los derechos sociales y la justicia social, peor
bajo la importantísima mediación de la figura de Juan Domingo Perón. Al morir
Perón, el líder no deja al pueblo un dogma o un marco de análisis para entender
la realidad, pero si una formidable estructura que la derecha primitiva suele
hacer suya: el Partido Justicialista.
El kirchnerismo, que ha cautivado mediante acciones
instituyentes a peronistas y no peronistas, es percibido como una experiencia
histórica que puede sentar las bases para al consolidación de un tercer movimiento
histórico. Ante ello, pesa la gran responsabilidad de Cristina Fernández y su
entorno puedan dar continuidad al modelo y a la pluralidad de fuerzas que lo
sostienen. Por mérito propio, la presidencia de Cristina Fernández ha sido
riquísima en la extensión de derechos civiles y sociales bajo una democracia
deliberativa que redemocratizar los asuntos públicos. De transformarse el
kirchnerismo en otro “ismo” permanente, la decisión sobre el asunto implicará
fatalmente una responsabilidad con peso histórico.
Daniel es un gran militante y siempre fue fiel a Cristina. ¿Por qué lo critican? Ahora que las cosas van bien están todos con Cristina.
ResponderEliminarAyer lo escuchaba a Sain , el decia que siempre creyo que el kirchnerismo terminaria arreglando con Scioli porque habia que ver si lograba construir algo que evitara que terminara tranzando con el PJ , Hoy cree que Scioli no va a ser el candidato pero tampoco que podemos nosotros creer que estamos muy bien , en realidad decia que a lo mazimo que podemos aspirar hoy es a una sucesion consensuada por Cristina .
ResponderEliminarMe gustio la idea de que quedan 3 años para hacer las reformas que puedan cambiar esa realidad , la derecha tienen canduidatos instalados que miden bien y nosotros no tenemos sucesion a la vista
Hay que esperar, y las dudas son las mismas de siempre.¿ Podrá Cristina cambiar la política argentina para que el electorado entienda que un proyecto político no depende de un partido, que liderazgos suelen traicionarlo y que la falta de crítica viabiliza la instalación de la derecha en las instituciones representativas? ¿se educa realmente al militante? El tiempo lo dirá. Esperamos mucho del kirchnerismo. Por eso lo apoyamos.
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