La construcción política del kirchnerismo tiene su
inicio en un contexto caracterizado por el desprestigio de la dirigencia
política, la fuerte retracción del consumo interno, altas cifras de desempleo y
movilizaciones populares de la ciudadanía que clamaba por explicaciones y
determinaciones concretas del poder político. Este proceso fue revertido con el
ascenso de Néstor Kirchner al poder. Fue así que la apertura a las demandas ciudadanas
bajo el período iniciado en 2003 se expresó en la realización de medidas frente
a las arbitrariedades de nuestra cultura política, revisión que generó un
consenso social cuya magnitud se expresó en un aval del 54% a la gestión de
gobierno.
No obstante que por razones de gobernabilidad Néstor
Kirchner y Cristina Fernández se han visto forzados a establecer alianzas con
representantes de la vieja política, estos últimos –no satisfechos con las
oportunidad de “reciclaje” a través de su alianza con el kirchnerismo- han
expuesto una férrea oposición a trasladar la agenda del gobierno nacional a
provincias y municipios, en una estrategia que propicia la conformación de un
bloque opositor en el seno del Frente para la Victoria (FPV). Al
respecto, la existencia de coyunturas adversas para el gobierno nacional ha
demostrado la falsedad de afirmaciones que presuponen la seguridad de que la
totalidad de los legisladores electos por el FPV son tenaces copilotos del
proyecto nacional y popular; por el contrario, como ratas han huido ante los
primeros rumores del hundimiento del barco. Esta diferenciación conservadora de
ciertos sectores del FPV no repercute aún en la desestabilización del gobierno
nacional, pero sí implica la limitación de las propuestas que emanan de la
política nacional para su diseminación en el interior de los territorios.
El problema que se plantea hoy ante los prematuros
anuncios de candidaturas presidenciales es la ausencia de una candidatura con
una sólida estructura de apoyo y capaz de –cuanto menos- continuar el rumbo del
modelo iniciado en 2003 y robustecido por la audacia transformadora de la
actual mandataria. No debe olvidarse que la preocupación por los más
desfavorecidos –los pauperizados, las minorías sexuales, las víctimas de trata,
la infancia violentada, los pueblos originarios, etc.—es llamada por visiones
cómodas y conservadoras como “poner palos en la rueda”. Al mismo tiempo, el principal multimedio que
opera en el país (el Grupo Clarín) promociona al actual gobernador de la
provincia de Buenos Aires como principal alternativa política de cara al 2015.
También existen periódicos cuestionamientos al vicegobernador Mariotto por la
simple inquietud de conocer el estado de la cuestión social de la provincia (aspecto
que, claro está, lo honra como dirigente).
Sabiendo que el FPV en su totalidad no es expresión
cabal del proyecto ideológico que se ha dado en llamar kirchnerismo, se vuelve particularmente interesante el
estudio de la correlación de fuerzas operantes, con comportamientos
antitéticos, probablemente se establezca o la continuidad del kirchnerismo o la
conformación de una nueva estructura dirigencial e ideológica con serias
posibilidades de ser gobierno.
(*) Integrante de Nuevo Encuentro Trenque Lauquen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario