El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas le dio ingreso a la protesta que ayer presentó el gobierno argentino por lo que considera es un proceso de militarización del Reino Unido del Atlántico Sur. En el escrito que el canciller Héctor Timerman dejó en manos de los titulares del Comité de Seguridad, de la Secretaría General y de la Asamblea General de la ONU se detalla que el despliegue militar británico incluye al submarino nuclear Vanguard; con capacidad para transportar armamento nuclear; aviones Typhoon II y un Destructor tipo 45. Todo ello armamento de lo más moderno y sofisticado que existe, que ningún gobierno de la región posee. “Desde las Malvinas pueden atacar el sur de Brasil”, ejemplificó. Lejos de negarlo, el embajador británico en la ONU, Lyall Grant, sostuvo que “es conocido que hay submarinos en patrulla en todo el mundo” de su país y amenazó con una “defensa robusta” en caso de que Argentina intente utilizar el aniversario del 2 de abril “para una aventura militar”.
En la delegación argentina anoche consideraban ya “un triunfo” que el Consejo de Seguridad le hubiera dado inmediato ingreso al escrito y lo distribuyera entre los quince países miembro, con lo que quedaba en condiciones de ser discutido en la próxima reunión. “Es muy importante, esto ya está asentado en un documento oficial de las Naciones Unidas”, explicaban. En la presentación se detalla que “el gobierno argentino, reiteradamente, ha destacado que esa creciente militarización británica es contraria a la búsqueda de una solución pacífica a la disputa de soberanía, constituyendo una afrenta para la región toda y creando una tensión innecesaria en el Atlántico Sur”.
Timerman mantuvo varias reuniones en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York. Por la mañana lo atendió el presidente del Consejo de Seguridad, Kodjo Menan, de Togo, quien se comprometió a conversar directamente de la cuestión con el representante británico en el órgano. Le dijo que una vez que tuviera una respuesta se comunicaría con Timerman para transmitírsela. En verdad, el Reino Unido está en condiciones de bloquear la discusión sobre la protesta. Por eso Timerman anoche mantuvo un encuentro extra con los representantes de Colombia y de Guatemala en el Consejo, los dos países latinoamericanos con bancas temporarias. Acordaron que si los británicos bloquean el tratamiento, ellos pedirán la palabra en la sesión para solicitarle a Menan que informe sobre el contenido del encuentro que mantuvo con el canciller argentino. De esa manera, entonces, la cuestión quedará abierta a discusión.
El Reino Unido es uno de los cinco países con poder de veto en el Consejo, así que no hay posibilidades de que se apruebe ninguna resolución en su contra. La estrategia del gobierno argentino apunta a incomodar a la administración de David Cameron abriendo la discusión sobre el tema Malvinas en todos los foros internacionales en los que participe.
Por la tarde, Timerman le entregó el documento también al presidente de la Asamblea General, el qatarí Nassir Abdulaziz Al Na-sser, y cerró con el secretario general, el coreano Ban Ki-moon, que del tema sabe bastante porque Argentina le pidió tiempo atrás que interceda ante el gobierno británico para que acepte sentarse a dialogar, como reclama la ONU desde hace años. Todos sus intentos fueron en vano. Con todo, Ban Ki-moon le ofreció ayer nuevamente a Timerman oficiar como mediador en el conflicto. El secretario general de las Naciones Unidas se manifestó preocupado y dijo que esperaba que ambos países “eviten una escalada y resuelvan sus diferencias de manera pacífica y a través del diálogo”. La declaración le sirvió luego a Timerman para sostener que todos aceptan dialogar menos el Reino Unido.
Detalles
El canciller dio una conferencia de prensa de la que participaron en señal de apoyo los representantes en la ONU de Brasil, Chile, Perú, Ecuador, El Salvador, Costa Rica y Guatemala. Allí aportó detalles de la denuncia sobre el despliegue militar británico, que incluye como máximo exponente un submarino nuclear con capacidad para transportar armamento nuclear. “La introducción de armas nucleares es una contradicción al Tratado de Tlatelolco, del cual Gran Bretaña es parte”, subrayó. Ese tratado estableció que Latinoamérica debe ser una región libre de armamento nuclear.
Timerman argumentó que el gobierno británico utiliza la defensa de la autodeterminación de los 2500 kelpers para establecer en el Atlántico Sur una poderosa base militar que le sirve para proteger sus intereses estratégicos que se proyectan a la Antártida y a los océanos Pacífico e Indico. Buena parte de la presentación estuvo dedicada a demostrar lo desproporcionado del despliegue militar británico. Por ejemplo, los aviones Typhoon de quinta generación, que son los que los británicos utilizan en los conflictos en Libia, Afganistán e Irak, con posibilidades ofensivas de llegar hasta el Amazonas. Estas naves, además, están equipadas con misiles Taurus de largo alcance. Para las prácticas, Timerman denunció que existían 13 polígonos de tiro en las islas que violaban los parámetros ambientales argentinos y las reglas de la Organización Marítima Internacional sobre seguridad. “Hay prácticas con misiles y Gran Bretaña no le avisa a la Argentina”, se quejó.
También mostró una imagen con las dos pistas de aterrizaje de la base de Mount Pleausant, una de 2900 y otra de 1500 metros, diseñadas para las naves de combate más modernas. El sistema de comunicaciones tampoco tiene mucho que ver con las necesidades de la exigua población malvinense. En un mapa reveló las dieciocho repetidoras de radio que le permiten manejar una sofisticada red de comunicaciones en contacto con aviones y bases de guerra de cualquier parte del mundo. Lo mismo el radar HF, que comenzó a operar el 10 de diciembre pasado en la zona de Prado del Ganso. Son dieciséis mástiles de quince metros de altura que le habilitan comunicación permanente con países que tienen el mismo sistema –nombró a Estados Unidos, Francia, Japón y Canadá– y “no sólo el tráfico de ingreso al Atlántico Sur sino todo el tráfico marítimo y aéreo entre América del Sur y Sudáfrica”.
La presentación también incluyó un capítulo sobre el desarrollo de la cuestión Malvinas en las Naciones Unidas y los antecedentes históricos del conflicto. Al momento de las preguntas, al canciller lo consultaron por el origen de esta escalada. “Se produce a partir de las declaraciones del primer ministro Cameron llamando a la militarización y al considerar ‘colonialista’ a la Argentina. En ningún momento el gobierno británico ha apelado al diálogo”, respondió.
Otra pregunta fue sobre la posición argentina acerca de la autodeterminación de los pueblos, la doctrina que esgrimen los británicos para negarse a discutir la soberanía. El canciller subrayó que Argentina tenía una larga historia de apoyo a los procesos de autodeterminación, pero que en este caso no se podía aplicar esa doctrina. Primero, porque hubo una violación de la soberanía territorial argentina cuando Inglaterra invadió las islas en 1833. Segundo, porque la población que se instaló no es autóctona, sino que llegó después de la invasión.
Con los datos aportados, Timerman consideró que daba concluyentes muestras del proceso de militarización que lleva adelante el gobierno británico. “Este país redujo su presupuesto en todos los rubros, excepto en las Malvinas”, recordó. Acusó a Londres de “cuadruplicar” su poder naval en la zona y agregó que “la capacidad defensiva británica en Malvinas alcanza a toda la Argentina”.
En otra parte del mismo edificio neoyorquino, Lyall Grant, el representante británico en las Naciones Unidas, no negó el despliegue nuclear en el Atlántico Sur pero le restó importancia al decir que “nada ha cambiado” al respecto. “Nosotros no comentamos sobre la disposición de armas nucleares”, esquivó, pero añadió que “es conocido que hay submarinos en patrulla en todo el mundo”.
Insólitamente, Grant adjudicó el inicio de las hostilidades a la Argentina por la reforma constitucional de 1994 (ver recuadro) y dejó flotando una advertencia con olor a pólvora: “Nosotros no queremos agravar la retórica, pero si alguien trata de aprovecharse del 30º aniversario de la guerra de las islas, obviamente defenderemos robustamente nuestra posición”.
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