Introducción
La reciente postulación del diputado nacional por Nuevo Encuentro Martín Sabbatella a gobernador de la provincia de Buenos Aires y su respaldo a la reelección de la actual presidenta Cristina Fernández ha tenido por consecuencia marcar rupturas en ciertas continuidades iniciadas durante el proceso kirchnerista con inicio en 2003.
Las repercusiones causadas por el moronita han sido variadas, dependiendo de los intereses y de las interpretaciones que se tengan del kirchnerismo, una singular propuesta del peronismo nacida en el Partido Justicialista.
La reciente postulación del diputado nacional por Nuevo Encuentro Martín Sabbatella a gobernador de la provincia de Buenos Aires y su respaldo a la reelección de la actual presidenta Cristina Fernández ha tenido por consecuencia marcar rupturas en ciertas continuidades iniciadas durante el proceso kirchnerista con inicio en 2003.
Las repercusiones causadas por el moronita han sido variadas, dependiendo de los intereses y de las interpretaciones que se tengan del kirchnerismo, una singular propuesta del peronismo nacida en el Partido Justicialista.
Es de esperar que los otrora adictos a las administraciones justicialistas precedentes y sus elementos constitutivos (verticalismo, clientelismo, corrupción inter pares, etc.) desconfíen de ciertas decisiones de la presidenta, que no ha protegido ni a funcionarios ni a gremialistas implicados en casos de corrupción (casos del ex secretario Ricardo Jaime, Juan José Zanolla), haciendo caso omiso a la “lógica compañeril” y permisiva que dio lugar al saqueo menemista.
Pero lo que más agrava esta situación es, en primer lugar, la sumatoria de nuevas fuerzas a un proyecto que muchos justicialistas desean apropiárselo -porque, en cierta medida, les ha permitido lavarse la cara- y luego, por supuesto, que esas nuevas fuerzas compitan nada menos que por la gobernación de la provincia de Buenos Aires, territorio político pretendido si los hay.
(esta historia continuará…)
Pero lo que más agrava esta situación es, en primer lugar, la sumatoria de nuevas fuerzas a un proyecto que muchos justicialistas desean apropiárselo -porque, en cierta medida, les ha permitido lavarse la cara- y luego, por supuesto, que esas nuevas fuerzas compitan nada menos que por la gobernación de la provincia de Buenos Aires, territorio político pretendido si los hay.
(esta historia continuará…)
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