Un peronismo bien entendido
Feinmann, José Pablo. (1974) Estudios
sobre el peronismo. Historia, Método, Proyecto, Legasa Ensayo Crítico, Buenos Aires, 1984.
Escrito
mayormente entre abril de 1972 y mayo de 1974, Estudios sobre el peronismo expresa una lejana y pequeña gran obra de un José Pablo Feinmann que
despliega en su crítica erudita una pasión analítica del más importante de los
movimientos políticos argentinos.
El primer estudio
que integra el volumen, “El peronismo como objeto”, es una síntesis de los
abordajes teóricos en torno a la aparición de los gobiernos de democracia
popular. De este modo repasa el pensamiento de las ciencias sociales al
respecto, desde el liberalismo hasta las interpretaciones marxianas, en las
teorías de la irracionalidad adjudicada a la politización de las masas por Gino
Germani, la manipulación de masas ingenuas en las urbes por el compadrazgo del
líder de Alastair Hennessy, la anomalía del funcionamiento de las fuerzas
productivas de Eric Hobsbawn, la irrupción del bonapartismo peronista salvador
de la burguesía en Milcíades Peña, la utilización demagógica de la burguesía en
pugnas internas en Ismael Viñas, la idea de una burguesía en expansión
democratizante de Jorge Abelardo Ramos, la manipulación sindical de los
trabajadores en Murmis y Portantiero y la idea de “peronización” de la clase
obrera sin conciencia a través de movilidad social en Celia Durruty. El autor,
advierte, no se propone analizar y desintegrar esas afirmaciones, sino exponer
a lo largo de la obra los motivos que las desestiman.
“El peronismo
como sujeto” es el segundo estudio, y resume las cuestiones esenciales que
hacen a las contradicciones internas y externas de que forma parte el
movimiento. En él, se da cuenta de la relevancia del cuestionado rol del líder,
que sintetiza y pone en común sintonía a las divergencias existentes a través
de la legitimidad que le es adjudicada por la conformidad de un pueblo
organizado. La acusada demagogia es un argumento débil frente a la adquisición
de una serie de conquistas sociales que Perón obtiene desde la Secretaría de
Trabajo y Previsión. Por otra parte, la revisión del pasado histórico europeo
en torno a la constitución de un partido de clase evidencia la conversión
paulatina de los mismos en partidos burgueses que siguen proyectos de la burguesía.
Por el contrario, el movimiento peronista se transforma en un partido que,
contemplando una alianza de clases estratégica, enfrenta dos contradicciones:
una externa, que contempla la relación imperialismo/soberanía, y uno interno,
ya que en la relación burguesía/proletariado deben ser éstos últimos quienes
deban mantener la hegemonía política del movimiento, siendo quiénes dotan a la
burguesía su carácter útil y necesario para la proyección política deseada. La
clase trabajadora es consciente de a) pertenecer a una nación oprimida; b) su
propia opresión y c) de reales aliados y enemigos en un proceso liberador. De
este modo, el peronismo adquiere el carácter de un movimiento de liberación
nacional que se expresa democrático, movilizado y participativo.
¿Pero, cómo se
constituye y proyecta el poder político del movimiento peronista? En este
sentido, interviene el tercer estudio, “El Estado peronista”. Aquí, Feinmann da
cuenta del proyecto excluyente y dependiente que opera bajo un presunto
liberalismo hasta la llegada del Estado Nacional Popular. El Estado peronista
encuentra su espacio jurídico en la Constitución de 1949, a través de la cual
se cristaliza la impronta revolucionaria del proceso. La consagración de los
Derechos del Trabajador (art. 37), la función social de la propiedad privada
(art. 38), el servicio del capital a la economía nacional (art. 39), la
intervención del Estado en la economía (art. 40) y la reelección presidencial
como garante de la continuidad de un modelo (art. 78) son acciones que se
incorporan como garantías de una reformulación estatalitaria. La
nacionalización del Banco Central y los depósitos bancarios en 1946, la
oposición a través de un único vendedor a con un único comprador como eje de
oposición Estado/capital parasitario a través del Instituto Argentino de
Promoción del Intercambio (IAPI, 1950), los planes quinquenales y el desarrollo
de la industria pesada son ejemplo claros de políticas de un Estado soberano.
Será el golpe del 55 el que derrumbe las conquistas conseguidas y posicione una
vez más a la oligarquía terrateniente como clase hegemónica y una burguesía
industrial aliada al capital financiero internacional, con el consiguiente
retorno a una economía dependiente ante la pérdida de soberanía financiera tras
el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional y el Eximbank.
El cuarto
estudio, “A propósito de la alianza de clases”, desarrolla los cuestionamientos
recibidos por el peronismo al albergar proyectos políticos distintos y hasta
contradictorios. Feinmann sostiene al respecto que el peronismo es integrativo
y no eliminativo, lo cual lo hace eminentemente político. Al mismo tiempo,
cuestiona las similitudes de análisis marxistas y el desarrollismo en cuanto al
determinismo económico. El economicismo mecanicista y el idealismo voluntarista
constituirían dos formas inadecuadas de pretender la emancipación. No habría
coyunturas felices, tampoco, para hacer política: habría formas felices de
hacer política. El Frente Nacional, representación del movimiento peronista,
implicaría la presencia de distintas fuerzas bajo “coincidencias coyunturales
que les permiten una alianza táctica y las diferencias estratégicas que las
enfrentan constantemente, con mayor o menor fuerza según las circunstancias”.
La valoración del
líder y la acción instituyente que mana de sus directivas es materia de “A
propósito de la conducción”, el quinto estudio. Habría dos formas de ser
peronista sin Perón: cuestionando a su entorno o postulando reemplazar la
lealtad a Perón por una lealtad a la clase trabajadora, lo que implica
desconocer la referencia de la clase trabajadora con el propio Perón. Otro
tanto es la visión de una Evita radicalizada, que niega la defensa de gobierno
y estrategias del líder del movimiento. El juego político es dado en el espacio de la lealtad, lugar de disputa
que (estrecho o amplio según la coyuntura) se da en el interior del movimiento
bajo el reconocimiento del conductor estratégico. El modo de hacer política
debe implicar la voluntad de las mayorías. Todos estos aspectos niegan la
posibilidad del reconocimiento de una vanguardia. Las interferencias en el movimiento están dadas en la aparición de
apresurados y retardatarios, cuyos efectos de ruptura deben ser morigerados en
la valoración de un proceso sostenido de liberación nacional. La fosilización
del espacio debe evitarse previéndose la necesidad de una trasvasamiento que
permita renovar las ideas del movimiento.
El sexto estudio,
“A propósito de la Argentina” es una reflexión sobre la emergencia del Pueblo
en coyunturas históricas de nuestro país, desde la marginación política y
electoral de Esteban Echeverría hasta la conformación de una barbarie a
liquidar por Sarmiento, pasando por la idea de “chusma inmigratoria”, la
conquista popular de la ley Saénz Peña y el liberalismo inclusivo radical y la
democracia popular peronista, junto con las clausuras liberales de 1930, 1955 y
1976. Todos estos acontecimientos abren camino a una reflexión sobre distintas
cuestiones a ser subsanadas: la responsabilidad de los partidos políticos en la
conformación de un proyecto nacional y popular, el compromiso de la totalidad
de los actores con la democracia, la reformulación del rol de las fuerzas
armadas bajo una nueva formación que dé lugar a objetivos de interés público y
una cultura nacional integrativa y superadora de las viejas antinomias.
La obra finaliza
con un posfacio, “Sobre las elecciones de octubre de 1983”, en que se realiza
una reflexión profunda sobre la victoria radical en las elecciones
presidenciales del mismo año, con un liderazgo que desde los tiempos de
Hipólito Yrigoyen no desplegaba semejante carisma. El autor insta al peronismo,
desprovisto de grandes líderes, a retomar sus históricas banderas y asumir un
comportamiento confiable a la sociedad que vio resolver sus disputas internas a
través de la violencia.
Claro y riguroso,
ameno y académico, Estudios sobre el
peronismo es un libro fundamental, de candente actualidad a sus casi
treinta años (¡inspirado, del mismo modo, en escrito de hace casi una década tras!).
En él se brinda una descripción precisa del complejo funcionamiento de la
organización del movimiento peronista que, admitiendo la existencia de
intereses contrapuestos en su seno, contiene tres objetivos preponderantes e
irrenunciables: la resistencia antiimperialista, el mejoramiento gradual de la
calidad de vida de los sectores de menores ingresos en la búsqueda permanente
de equidad social y la industrialización nacional. El Feinmann actual
presentaría quizás un cuestionamiento más incisivo hacia la responsabilidad del
peronismo en la persecución genocida de la juventud altruista de los setenta,
así como el desagrado hacia los rumbos asumidos por el Partido Justicialista y
la pérdida de la ética de sus dirigentes (en el libro El Flaco, lo asimila a “aparato
mafioso”). No obstante, las ideas políticas del peronismo popular se vinculan
hoy claramente a ideas democratizantes, en un contexto nacional y
latinoamericano de democracias fuertemente representativas. Un texto
imprescindible, de un siempre joven José Pablo Feinmann, que late a través del
tiempo con la vitalidad propia de un clásico.
Sobre
el autor.
José Pablo
Feinmann (Buenos Aires, 10 de marzo de 1943) es un filósofo, docente, escritor,
ensayista, guionista y conductor de radio y televisión argentino. Fue fundador
del Centro de Estudios del Pensamiento Latinoamericano, en el Departamento de
Filosofía de la UBA (Universidad de Buenos Aires), área desde la cual
desarrolló un enfoque analítico de la evolución de las ideas argentina.
Posteriormente trabajó como colaborador en diversos medios periodísticos. Fue
un activo militante de la JP (Juventud Peronista) en los años setenta,
considerando al peronismo como un verdadero movimiento de masas revolucionario.
Fue crítico del uso de la violencia con fines políticos, sobre todo al foquismo
guevarista, el cual —años después del triunfo de la revolución cubana— se
volvió bastante popular dentro de algunos sectores de la izquierda peronista y
marxista. Caracterizado por su enfoque didáctico, crítico y la sensibilidad
vehemente en sus juicios morales, José Pablo Feinmann es uno de los
intelectuales más respetados y consecuentes del ámbito cultural argentino.
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