Los motivos por los cuales se incorpora la juventud
al debate político son diversos. Por su franja etárea puede calcularse que comprende mayormente a jóvenes de entre 16 y 40 años.
Una buena
parte de esta explicación puede estar dada en la revisión de los derechos
humanos durante la última dictadura. Desde la llegada al poder de Néstor Kirchner
en 2003, el gobierno nacional desplazó el discurso de la “reconciliación
nacional”, que había sido establecido bajo presiones al ex presidente Raúl
Alfonsín (1983-1989) para volverse luego doctrina oficial del Estado durante la
presidencia del justicialista Carlos Menem (1989-1999), sin ser cuestionado por
los gobiernos de Fernando de la Rúa
(1999-2001) y los interinatos subsiguientes (1). Tiempo más tarde, el
presidente parlamentario que hízose cargo del gobierno tras la renuncia de De la Rúa , el justicialista Eduardo
Duhalde (2001-2003), ensayó una suerte de conciliación indultando al
“carapintada” Mohammed Alí Seineldín y a Enrique Gorriarán Merlo, una suerte de
equiparación de los crímenes de la subversión con los del Estado terrorista
argentino (2).
El ex presidente
Néstor Kirchner (2003-2007) rompió ciertos esquemas de la clase política que lo
volvieron un presidente peculiar. Así, desde el gobierno nacional fueron impulsadas
las pendientes políticas de la memoria histórica en torno a la tradición
política autoritaria argentina. Para ello, se sometió a juicio político a una Corte
Suprema de Justicia (máximo órgano judicial de Argentina) corrupta y conservadora
que había servido de partícipe de la sistemática impunidad de los crímenes durante
el período 76-83 y del desmantelamiento del Estado; fueron derogadas las leyes
de Obediencia Debida y Punto Final; se enjuició a los represores del período
76-83; se dio participación política a afectados por los crímenes de lesa
humanidad (Victoria Donda, Remo Carlotto, Juan Cabandié). Estas acciones
renovaron al confrontación en la política, pero también le devolvieron el lugar
de ámbito de debate de ideas, lo que permitió ver en cada fuerza un proyecto
político diferenciado.
Sin lugar a
dudas, para un sector importante de la juventud aludida (de la que, por cierto,
quien escribe forma parte), sensibilizada por las frases simples que perpetúan
injusticias, por la demagogia de las pronunciaciones altisonantes que generan
expectativas inmediatas frente a problemas estructurales y complejos y
descreída del “sentido común” con que el poder hegemónico ha colonizado tantas
cabezas, tuvo que asistir en su etapa escolar al elíptico tratamiento de la
temática de los derechos humanos en Argentina. En este contexto, el tema se
presentaba como un tabú, en un silencio que legitimaba la actividad de
expresiones integristas de sectores ultraderechistas. Esto permitió a jóvenes
pensar que “si un militar participó del derrocamiento de un gobierno legítimo;
de la desautorización a las autoridades civiles legítimamente elegidas; se vale
de la violación indiscriminada de los derechos humanos para satisfacer sus
deseos y complacer a sus superiores; se enriquece con el Estado y las
propiedades de los civiles ultrajados; contribuye a destrozar la economía del país
y pauperiza a los sectores más vulnerables de la población; contribuye a la
duración por seis años de un gobierno represivo por seis años y al exterminio
de jóvenes durante la Guerra
de Malvinas por una decisión política que, se supone, sólo buscaba una
perpetuación del estado de situación, etc.” y podía continuar su carrera
militar sin inconvenientes e, incluso, recibir condecoraciones, se daba la
situación de que “la sociedad ya había juzgado” y había que aceptar su
veredicto, o que, simplemente se había vivido el reino del revés. El
posmodernismo negativo se había hecho carne en la sociedad: “todo es relativo”.
En este
período vale la pena reconocer el enorme esfuerzo de las organizaciones de
derechos humanos, que en cada ciudad expusieron la crítica al accionar
represivo de las fuerzas de seguridad y al silencio de la dirigencia política.
Esta indignación
se profundizó aún más al ser de público conocimiento que la mayor parte de las
víctimas del período militar eran jóvenes de entre 16 y 24 años, lo que
motivaba una solidaridad generacional. Necesariamente, tocar un crimen de esta
magnitud contra la juventud debía implicar un fuerte impacto sobre los jóvenes
del presente.
Puede
decirse entonces que el kirchnerismo hízose expresión política superadora de
las propuestas arrebatado una de las banderas de gran parte de la izquierda
argentina siendo verdaderamente curioso que, aún con diferencias ideológicas marcadas,
no se haya hecho provecho del escenario político para dar una virtual apoyatura
a las acciones realizadas desde la izquierda marxista, cuanto menos bajo la
consideración de un “cesarismo progresista” desde el cual avanzar hacia una
transformación social. Un sector de la centroizquierda legislativa, que
comprende al Movimiento Proyecto Sur, Eduardo Macaluse y la ex Nuevo Encuentro
Graciela Iturraspe han optado por plegarse en una iniciativa antioficialista
juzgando a las iniciativas señaladas un cambio cosmético para evitar el debate
sobre el funcionamiento de la economía del país, fundada básicamente en la
participación de las empresas multinacionales; la excepción está dada en Nuevo
Encuentro, frente integrado por distintos sectores, que ha sido partícipe e
impulsor de la sanción de medidas significativas que se reconocen al
oficialismo.
La juventud durante el gobierno de Cristina Fernández
El gobierno
de Cristina Fernández (2007-…), continuadora de la gestión de Kirchner, volcó
su capital político para intervenir con mayor énfasis sobre cuestiones civiles
ejerciendo una política regulatoria que le llevó a aumentar el gravamen de exportación
sobre la soja al 35% e investigar el (presunto) apropiamiento ilícito de papel
Prensa durante la última dictadura militar – que habría consolidado el mercado
oligárquico de los diarios “La
Nación ” y “Clarín”, notablemente voluminosos en comparación a
las restantes publicaciones-. Asimismo, medidas como al Asignación Universal por
Hijo, La Ley de
Matrimonio Igualitario (que permite la unión de parejas del mismo sexo), el
tratamiento del adicto a drogas como un individuo enfermo y no como un
delincuente –a través del fallo de la renovada Corte Suprema-, y la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual son algunas de las tantas medidas que favorecen una
sociedad pluralista y protectora de los derechos del más vulnerable. Todas estas
decisiones políticas han sido posibilitadas por un cambio de época que
introduce nuevos tópicos de discusión, no ajenos a tensiones que terminan por
ser base de operaciones mediáticas.
La polémica
desatada por el llamado “Conflicto Campo-Gobierno” en 2008 (basado en el
aumento del gravamen de soja arriba mencionado) despertó una honda ira de la
clase media, ante lo cual la juventud se cobijó en la decisión electoral de sus
padres. El desgaste de la mandataria fue enorme. Así, existe un cierto consenso de que el
primer voto de muchos jóvenes en las elecciones legislativas de 2009 estuvo
dirigido a un candidato opositor pseudo justicialista -el empresario mediático
Francisco de Narváez-.
La juventud y la muerte de Néstor Kirchner
La
significación política de la juventud durante las exequias de Néstor Kirchner
en octubre de 2010 fue un dato contundente para la dirigencia argentina. Con
ello, los jóvenes expusieron respeto a la figura del ex mandatario y también decisión
por tomar las banderas ideológicas sintetizadas en sus principales logros de
gobierno. Consecuencia de ello fue la sorpresa y preocupación de la oposición,
que se vio expuesta como “lo viejo”. Si la comunicadora del Grupo PRISA en
Radio Continental Magdalena Ruíz Guiñazú había calificado peyorativamente de
“adolescentes” a los Kirchner por sus decisiones conflictivas, lo cierto es que
consecuentemente pareciera que los adolescentes hubieran hecho suya la figura
de Néstor Kirchner. Probablemente sea la adhesión juvenil una reivindicación
del ex presidente respecto, como ya lo hemos dicho, a la demonización histórica
de a juventud que llevaron a la ejecución de aberrantes holocaustos como las
desapariciones o la guerra de Malvinas, en una verdadera ruptura del silencio
de la aplastante mayoría de las autoridades públicas que hacían pensar que la
revisión del pasado era cuestión de “bichos raros” y rencorosos, y no de
ciudadanos justos.
Discursos de Cristina en marzo de 2012
Retomar los
discursos de Cristina Fernández durante marzo de 2011 permite hallar el
concepto de “Generación del Bicentenario” y comprender las significaciones que
le son propias.
El 09 de
marzo de 2011, en las palabras de la Presidenta de la Nación Cristina
Fernández, en el acto de inauguración del edificio anexo a la Facultad de Ciencias
Económicas de la UBA ,
en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, la presidenta dijo.
«Yo tengo una gran
esperanza en los jóvenes, que no significa no creer o apostar al resto de los
sectores generacionales o etarios; no, por el contrario, pero saben qué pasa:
esta generación de jóvenes del Bicentenario, tiene una oportunidad que tal vez
no tuvieron otras generaciones que siempre tuvieron que vivir en la lucha, en
el exilio o en la muerte. Porque Mariano Moreno, tuvo que morir también,
Belgrano, exiliado, el propio Alberdi, el más brillante de la generación del
'37 también en el exilio. Siempre hubo exilios y siempre hubo momentos de
desaparición.
Y yo creo que en este momento
histórico que estamos viviendo, tal vez no tomemos conciencia exacta nosotros
de su importancia, pero es la primera generación que en democracia tiene la
oportunidad de vivir en un país donde, reitero, las cosas se deciden acá y
donde volvemos a crecer, a generar empleo, valor agregado, universidades,
científicos que retornan al país y que se habían ido definitivamente.»
Concretamente,
la presidenta aludió a un nuevo tiempo político en que el deseo de autonomía y
las políticas sociales desde las esferas gubernamentales, en un ambiente de
estabilidad democrática, terminarían por nutrir de ideas superadoras a una
generación de jóvenes que por primera vez tienen la posibilidad de pensar en un
contexto de paz y libertad. Sólo dos días más tarde, con motivo del homenaje
por el 38 aniversario del triunfo electoral del Héctor Cámpora, la
presidenta retomó en su discurso el concepto destacando que la participación
política ya no se fundaba en la dialéctica sino en una búsqueda de
construcciones superadoras.
«Por primera vez ustedes - generación
del Bicentenario - se están incorporando a la política no contra alguien, sino
por alguien, por una historia, por la Argentina por seguir mejorando las cosas.
[…] Es una construcción política
diferente, siempre en nuestra historia las construcciones políticas, aún las
del campo nacional y popular, se hacían
en base a las contradicciones o contra algo. Hoy estamos construyendo con un
profundo amor por las cosas logradas y con una profunda demanda por profundizar
esos cambios para que puedan llegar a todos los argentinos. No, no hay que
darle gracias ni a mí ni a él porque hay otra cosa que tenemos que hacer, más
importante todavía.»
De este
modo, el discurso se dirigió a mantener una épica destinada a conservar y
profundizar los cambios introducidos por la política kirchnerista y, según
palabras de la propia Presidenta, al margen de los colores políticos.
Finalmente, a modo de consejo, dio a los jóvenes presentes tres consejos:
1.
«Construir sobre las coincidencias,
aprender a construir los argentinos y sobre todo los jóvenes no sobre las
diferencias, que así se ha construido durante tanto tiempo, y entonces todo
duraba poco porque faltaba que algo fallara, que no estuviera una coma, que
faltara una letra o una oración para juzgar que entonces no se era nacional o
popular.»
2.
« Otra de las cosas que les quiero
pedir: no pierdan tiempo, no se enrosquen ni se dejen enroscar en discusiones
bizantinas que no tienen nada que ver con lo que le importa a la gente y con lo
que le importa a la sociedad. No cometan errores que sí hemos cometido nosotros
cuando éramos jóvenes.»
3.
«Y quiero pedirles, para terminar,
en nombre de él, que construyamos con amor, que el odio que algunos quisieron
derramar sobre nosotros, respondamos con amor. No hay mejores batallas que las que
se ganan con el corazón; no hay mejores victorias que las de la buena onda, el
optimismo y la fe en Dios. Esas son las cosas que valen, esas son las cosas que
duran y perduran en la memoria de los pueblos.»
Esta participación
fuerte y repentina de la juventud se ha debido en gran parte al inteligente
manejo mediático del oficialismo, que desde el programa “678” expone las
contradicciones de la dirigencia opositora y extiende desde la productora
televisiva PPT un posicionamiento en otros canales. Asimismo, aparecen publicaciones
que respaldan medidas atacadas desde el establishment
periodístico como “Miradas al Sur” y “Tiempo Argentino”. También es válido
pensar un deseo de la juventud para encontrar una identidad propia que le
permite diferenciarse de las identidades políticas tradicionales.
Por
supuesto, para toda fuerza política la adhesión de la juventud implica la
continuidad de un modo de pensar la sociedad, sirviendo de garantía al deseo de
extender en el tiempo un proyecto ideológico. En Argentina, la adhesión de un
sector importante de la juventud a ciertos postulados del kirchnerismo (juicio
a los genocidas, Estado social de derecho, paulatina desintegración de
monopolios, etc.) son anunciados como tremebundos por ciertos publicistas como
Beatriz Sarlo, Joaquín Morales Solá,
Pepe Eliaschev, Mariano Grondona o Marcos Aguinis, quiénes ven en la
juventud matices setentistas (jugando con el imaginario conservador de una
generación armada), cuando en verdad no han ejercido nunca la violencia política
ni representan los sectores más radicalizados que adhieren a los gobiernos de
Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
NOTAS
(1)
Aunque es cierto que Adolfo Rodríguez Saá, con quien no simpatizo, había
intentado una política de acercamiento a las Madres de Plaza de Mayo
recibiéndolas en la Casa
Rosada.
(2)
Seineldín era un carapintada que exigía amnistía por la participación de la
oficialidad militar durante la dictadura del período 76-83; Gorriarán Merlo fue
uno de los líderes guerrilleros del ERP y lideró el copamiento al cuartel de La Tablada en 1989. Ambos
fueron amnistiados por el presidente Duhalde como un gesto de reconciliación
entre la extrema izquierda y la extrema derecha, las cuales en una autocrítica
habrían optado por la superioridad de la vida democrática.
Discursos presidenciales en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario