La repercusión por el rapto y el
posterior asesinato de Candela tiene causas que, no por diferentes, dejan de
ser relevantes para comprender fatalidades varias, que van desde la
incompletitud de nuestra democracia, la apelación mediática al discurso de la
mano dura hasta las limitaciones del ser humano para controlar lo imprevisible.
La irrupción definitiva del tema
en los medios a través de las casas argentinas almorzó seguramente con un gran
número de familias la semana del martes 23 de agosto de 2011. La misma
intimidad permitida al TV permitió el ingreso a miles de hogares de una niña,
siendo virtualmente eliminado todo tipo de distancia entre la niña y el
espectador; de tal modo Candela ingresó al ámbito familiar y despertó un
interés en la sociedad, atraída por un interés de justicia con un impulso
afectivo. De modo inédito y permanente, los medios informaron minuto a minuto
la actualidad del caso, creando un relato sórdido e imponente en la
programación de los canales públicos que familiarizaron a la menor en un
ejercicio casi de incorporación al ámbito familiar de la teleaudiencia,
conmovida ante la desaparición de una mujer-menor, dos elementos que revelan la
indefensión al estar incluida en dos categorías de vulnerabilidad en la
relación género/franja etárea. Las imágenes dañaron la sensibilidad de forma masiva, superando todo tipo de restricciones en todo momento del día.
Curiosamente, los medios optaron por hablar de una niña desprotegida de
paradero desconocido al tiempo que mostraron imágenes que un cierto sector las
percibió como propias de una niña erotizada, capaz de haber encontrado un fin nefasto por un
adulto perverso.
Ante la aparición de la noticia y su utilización mediática, la sociedad
no tardó en entablar una verdadera lucha por Candela. Desde ciudadanos anónimos
hasta personalidades públicas, pasando por ONG´s de reconocida acreditación
pública como Red Solidaria, se unieron a una campaña de búsqueda por Candela. La
motivación generalizada fue no sólo no permitir un hecho más de impunidad, sino
evitar la consumación de un daño a una víctima de apenas 11 años. Una menor,
provista de toda inocencia. Candela se transformó en una causa nacional.
La participación de estas entidades intermedias (ONG´s, personalidades
públicas, etc.) puso en evidencia el deterioro de la credibilidad del Estado. Ellas
fueron quienes tomaron la iniciativa
reinstalaron la temática y asumieron el rol de comunicadores autorizados
para instar a la ciudadanía a contribuir con el envío de datos para iniciar la
búsqueda correspondiente.
Pese a los esfuerzos realizados y los sentimientos suscitados, el 30 de
agosto se dio a conocer el peor desenlace posible: el cuerpo de Candela había
sido descubierto el 29 de agosto por una cartonera en el Acceso Oeste, en la
localidad de Villa Tesei. La indignación se hizo general. Las palabras del
director de la ONG Red
Solidaria Juan Carr definió con precisión el profundo impacto al hacer pública
la noticia de la muerte de Candela: “Esto es una tragedia. Una hija nuestra de once años
fue masacrada. Es un límite como sociedad".
El seguimiento permanente de la noticia transformó la imagen de Candela
(aquélla en que sonríe, mirando al telespectador) en una suerte de figura
espectral que, como el padre de Hamlet, demanda el esclarecimiento del hecho.
La idea de guardar el respeto a la memoria de la niña fallecida instó a
exacerbar los ánimos bajo la consideración de que este caso no podía quedar
impune. También cabe decir que, de la misma manera, la permanente reproducción
de la noticia sobre el encuentro del cuerpo provocó que toda la sociedad,
paralizada por las descripciones que iban llegando a través de datos de los
peritos forenses, viviera de modo permanente -casi en tercera persona- el
desarrollo del secuestro y la situación en el aguantadero. La imagen es permanentemente cargada de contenido. Fue
estrangulada. Fue golpeada. Fue violada. Cómo. A diferencia de muchas de las
reacciones del momento y los intereses periodísticos ligados a la empresa del
morbo (6), me permito pensar que, al tener entidad mediática el hecho, la
introyección de la problemática se volvió inevitable y el deseo de justicia
pareció predominar por encima de la sensación de caos y terror que con está
problemática pretendieron instaurar. (7)
Asimismo, prevalece una inevitable angustia ante la impotencia del hecho ya
cometido y la vejación permanente a la intimidad de la víctima por parte de los
medios puesto que, parafraseando a Arfuch, “no es lo que muestra una imagen lo que hace a su poder, su impacto, a s u
valoración posible, sino, una vez más, el cómo,
en qué contexto, con qué fines, dentro de qué lógica esa imagen ofrece a ver”.
(8)
La instalación del caso aún genera dudas, y con frecuencia se duda del
porqué del reclamo de Candela y no de otros menores que desaparecen. A esto,
cabe responder los matices políticos que van desde una “sensación de
inseguridad” desfavorable a los gobiernos hasta el atractivo de desmalezar los
vínculos políticos de la familia de Candela. (9)
El mismo 31 a
la noche, se realizó una marcha de vecinos autoconvocados en repudio del
asesinato. La docente Nora Biaggio enunció en aquella oportunidad: “Que sea un día de lucha de los docentes y
estudiantes, para que no se produzca
ningún otro caso de desaparición forzada de personas”. Inmediatamente, el
hecho evocó en la perversidad de la dictadura las siniestras condiciones de
reclusión a que sometió a sus víctimas. El concepto de “desaparición forzada”
presupone la participación de agentes del Estado. Los dichos de Biaggio no
pueden ser desestimados por su participación política en un partido de
izquierda radical: merecen ser analizados en el contexto de un país de escasa
vida democrática, alto protagonismo militar y que, aún en el ciclo democrático
iniciado desde 1983, ha
conocido de la autonomía de sus fuerzas de seguridad en lo que se ha dado en
llamar “Maldita Policía”. De esta manera, las instituciones protectoras de la
legalidad han sido durante la mayor parte de la historia argentina las
principales violadoras del orden jurídico bajo la garantía de la impunidad de
las armas.
La noticia se agravó al difundirse un audio por los canales C5N, TN y
América 2, que consistía en un llamado extorsivo al teléfono de la madre de
Candela, Carola Labrador. A una cuñada que atendió ocasionalmente el teléfono, le
habría sido advertido que devuelva el dinero y que nunca más volvería a ver a
Candela. La imprudencia de esa publicitación rápidamente cambio la imagen de
Carola Labrador, que del rol de madre luchadora por encontrar a su hija pasó a
ser comprendida como una madre inescrupulosa que prefirió resguardar un dinero,
no santo ni propio, en vez de optar por la vida de su propia hija. El dato de
la llamada, coinciden distintas fuentes, habría sido divulgado por la policía
bonaerense. (10) ¿Bajo qué intereses? Lo cierto es que, además de quedar Carola
Labrador como principal perjudicada, confirmó que la policía manejaba otras
hipótesis sobre la desaparición.
Es así que el desarrollo de un relato logra convertirse en tragedia, con
un sentido moralizante. Un espectáculo, con ribetes claramente nefastos, pero
al mismo tiempo capaz de sensibilizar y educar ante la idea de que, mientras
una sociedad ha perdido el respeto a sus normas, un conjunto de burócratas y
delincuentes parasitan en las instituciones sin otra finalidad que alimentar
sus intereses personales desde un Estado desatento ante una ciudadanía
indefensa. Si por la ficción de un contrato social se da por sentado que el
Estado ejercerá el monopolio de la coacción e impartirá una justicia
institucionalizada, es esperable que el pedido de la opinión pública también se
realice buscando una mayor presencia del Estado, sea para desbaratar las redes
delictuales así como para desalentar la justicia por mano propia u otros casos
de venganza privada. En definitiva, la idea
de imponer una garantía de orden social y de principios de convivencia.
Bien vale, ante las tendencias inevitables que son capaces de producir
los mass media, atar cabos entre las
demandas mediatizadas sin ánimo de ser objetivos pero si de descubrir los
intereses que los comunicadores han alentado a través de la interpretación de
un acontecimiento capaz de lograr semejante entidad.
Poco a poco el cuadro de la imagen de Candela se fue abriendo, exponiéndose
así lo próximo perturbador que oculta. Detrás de la inocencia de una niña de
once años se encontraba un entorno mafioso, desde un padre condenado por
“piratería del asfalto” (11), “buchón de la policía” (12), una tía ligada a un
presunto mercader de drogas, (13) hasta una madre recientemente acusada de la
venta de drogas. (14) La muerte, entonces, empieza a revestir sus ribetes
particulares. Compara el periodista Raúl Kollman intentando atar cabos sobre la
tipicidad de los autores:
“En 2003 fue secuestrada una niña de
nueve años, Marela Martínez, en Avellaneda. Meses más tarde, el fiscal Andrés
Devoto encontró en la casa de un sujeto, Héctor “El Nene” Sánchez, el cuerpo de
Marela. Curiosamente, en el marco de una pelea por plata en una banda de
piratas del asfalto, El Nene se llevó a Marela con un engaño, la violó, la mató
y la enterró en un pozo ciego de su domicilio. Es el único antecedente que
existe y que se encuadraría en la hipótesis de venganza entre delincuentes. Las
bandas –según se dice– no ajustan cuentas a través de mujeres o niños, pero –como
se ve– hubo alguna excepción.” (15)
El jefe narco de San Martín, Héctor “Mameluco” Villalba -entonces preso
y actualmente prófugo- pidió declarar y el 28 de septiembre confirmó los
códigos del mundo del hampa.
“Acá es
gravísimo mandar al frente a otro. El buchón es un ‘ortiva’. Eso puede generar
el crimen de un familiar”. (16)
El tratamiento mediático fue diferenciado. Por ejemplo, mientras que La Nación culpabilizó la inacción del gobierno, Página/12 se limitó a recopilar los
hechos y Miradas al Sur relató los
acontecimientos sobre la base de fuentes anónimas recogidas en clave de non-fiction que ligarían el hecho a
bandas de narcos amparadas por el aparato policial. Por lo general se coincidió
en algo: se adjudicó negligencia al
Estado, sea en el gobierno o en la policía.
Bandas armadas, desarmaderos de autos, tráfico de drogas, reducción de
casas, prostitución, juego clandestino, trata de personas, ajuste de cuentas,
entre otras tantas posibilidades de ilícitos, se asocian a las problemáticas
urgentes de la zona. Área del temible Conurbano, lugar de degradación social y
política. Síntoma de décadas de abandono por el Estado, en un territorio
densamente poblado y con habitantes en escasas posibilidades de ingresar al
mercado del trabajo.
Introducirse en el “caso Candela” es una experiencia semejante a una
búsqueda en las cloacas deshabitadas de un misterio atroz, en un espacio
abierto con múltiples túneles que conducen a lugares inexplorados, laberínticos
y amenazantes. Una suerte de aventura a lo John Constantine. Quizás una pulsión morbosa, una búsqueda de justicia o
un deseo de ser más fuertes en la elaboración de un nuevo aporte hacia una
construcción conceptual que refuerce el desencanto sobre los límites del ser
humano, en el descubrimiento del lobo que esconden los hombres.
* Artículo basado en “Crónica desde las cloacas. Demandas e
interpretaciones en el caso Candela”, una reflexión para la materia Ética de
los Medios del Profesorado de Ciencias Políticas del ISFDyT Nº 144.
(1) Fecha
en que se realizó una marcha en Hurlingham pidiendo por la aparición de la
niña.
(2) Previamente al “caso Candela”, había precedido
otro suceso cargado de muerte y misterio: la muerte de las turistas francesas,
cuyos cuerpos aparecieron el 29 de julio Mirador de la Quebrada de San Lorenzo,
en Salta.
(3) “Arrancaron
las “48 horas por Candela””, 20/8/2011. Disponible en: http://www.clarin.com/sociedad/Candela-campana-artistas-famosos_0_545345662.html
(4) “Ricardo
Darín: "Con la muerte de Candela no se puede dar una vuelta de
página"”, en diario “La
Nación ” de Argentina, 31/8/2011. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1402305-este-es-un-crimen-atroz-aseguro-ricardo-darin.
(5) Esta
incorporación de la opinión pública al pedido de justicia presupone que sólo la
presión popular es capaz de impulsar las investigaciones del Estado. Esta modalidad
carga con un antecedente de eficacia como fueron las movilizaciones convocadas
por la hermana Marta Pelloni para el esclarecimiento del “caso María Soledad”.
(6) Sobre
el tratamiento de los medios, vease “Palos porque bogas”, “Página/12,
2/10/2011. (http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-176490-2011-09-10.html)
; “Candela y la máquina de contar”, 7/9/2011, en Pàgina/12 (http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-176240-2011-09-07.html
y el artículo de Ricardo Ragendorfer que califica de pornografía informativa
la tarea de los medios (“La hora de investigar la investigación”, Miradas al
Sur, en: http://sur.elargentino.com/notas/la-hora-de-investigar-la-investigacion)
(7) [1] “La
frustración de no poder hacer algo relativo a lo que muestran las imágenes
quizás pueda traducirse en la acusación de que es indecente contemplarla o de
que es indecente el modo en que se difunden: acompañadas, como bien podría ser el caso, de anuncios de
emolientes, analgésicos y todo terrenos. Si pudiéramos hacer lago al respecto
de lo que muestran las imágenes, tal vez estas cuestiones importarían muchos
menos.” (SUSAN SONTAG, Ante el dolor de
los demás).
(8) “La
imagen: Poderes y violencias”, texto de Leonor Arfuch.
(9) “La
mamá fue fiscal del PJ opositor y el abuelo fue 12 años concejal”, diario
Clarín, 4/9/2011, http://www.clarin.com/zona/fiscal-PJ-opositor-abuelo-concejal_0_548345255.html.
Desde un principio, la noticia resultó
ser conmocionante al ser perjudicada una familia (según se podía apreciar en
imágenes) de escasos recursos. Sin embargo, la repercusión especial de esta
desaparición fue ligada a los contactos políticos que Carola Labrador tendría,
estableciendo así un estado de emergencia donde cabe presumir que conocía los
móviles de los captores y su capacidad de daño.
(10)
Esta falta de reserva parecería complementarse
con cierto consumo de este fenómeno, que va desde el “Escucha el audio: El
llamado extorsivo del asesino de Candela” (sitio web del diario “Perfil”, http://www.perfil.com/contenidos/2011/08/31/noticia_0040.html)
hasta la formación de una página dedicada exclusivamente al seguimiento del
caso (www.casocandela.com.ar), una
suerte de consumo de un relato amarillo a disposición.
(11)
"Candela apareció muerta en una bolsa de
residuos en Villa Tesei", 31.08.2011, "Perfil". http://www.perfil.com/contenidos/2011/08/31/noticia_0032.html
(12)
"Declaró el papá de Candela: "Hicieron
creer que soy un buchón de la
Federal "", 01/09/2011, "Perfil". http://www.perfil.com/contenidos/2011/09/01/noticia_0030.html.
(13)
"Caso Candela: no logran despegar a la
policía y a los narcos del crimen", 2/10/2011, "Miradas al Sur".
http://miradasalsur.elargentino.com/notas/caso-candela-no-logran-despegar-la-policia-y-los-narcos-del-crimen
(14)
“Acusaron formalmente a la madre de Candela de
vender drogas”, 3/11/2011, en “La
Gaceta ”. http://www.lagaceta.com.ar/nota/463048/Policiales/Acusaron-formalmente-madre-Candela-vender-drogas.html
(15)
"Las dos hipótesis", 1/9/2011 en
Página/12. En: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/
subnotas /17583 5-55450-2011-09-01.html
(16)
““Mameluco” negó toda vinculación con
Candela", 29/9/2011, "Tiempo argentino". http://tiempo.elargentino.com/notas/mameluco-nego-toda-vinculacion-con-candela
que va apasar,con nuestros niños,son inocentes,depravados sexuales sin escrupulos,que tan bajo a caido la humanidad,yo como madre siento un profundo dolor x los niños,ñiñas victimas de atrocidades,paren con esto,que les hacen un niño cuando nace no sabe de maldad,confia en quien tiene al lado sin embargo,la persona en quien confian les hace daño,entonces ,me pregunto NOS QUEDA ALGO DE SENTIMIENTOS,NI LOS ANIMALES HARIAN COSA IGUAL.
ResponderEliminary les digo ni en la policia se puede confiar,en quien en nosotros mismos,o en un dios que pronto terminara con los hombres malos de esta tierra
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