Entrevistado
el 17 de julio de 2013 en el programa “Juego de Damas” (CN23, miércoles de 23 a
24 hs.), el juez de la Corte Suprema manifestó su valoración del sistema
institucional argentino, la relación entre poderes y las pugnas por la
prevalencia del poder político en el mundo actual.
Uno
de los aspectos más relevantes fue la importancia del control de constitucionalidad, difuso en el sistema judicial
argentino. El juez sostuvo que al existir un código para 24 jurisdicciones, que
a diferencia del sistema estadounidense no producen su propio código, interpretan
de veinticuatro formas distintas una misma letra. Según este problema,
Zaffaroni considera que hay que tomar conocimiento del problema y reconocer esa
anomalía de un sistema copiado de su original estadounidense.
Sobre
los episodios de enfrentamiento y conflictividad propia del presidencialismo,
Zaffaroni instó a repensar un modelo
parlamentarista, en que el ejecutivo surge de un acuerdo consensuado y
donde las minorías permanecen en expectativa de gobierno.
El
elemento político del control de constitucionalidad tiene su relevancia también
en este aspecto: la Corte Suprema no garantizaría seguridad jurídica alguna. Al
respecto, merecería pensarse en un
Tribunal Constitucional para resolver los conflictos interpoderes. No
obstante, su poder contralegislativo y la duración larga de los mandatos (12 años,
por lo general) ameritaría pensar en una
realización que no conllevara un desequilibrio institucional.
También
profundizó en episodios recientes vinculados a lo político, lo jurídico y lo
ético. Al respecto, sostuvo que la revisión del avión presidencial del presidente
Evo Morales constituyó una flagrante violación a la Convención de Viena.
Zaffaroni considera que los servicios de inteligencia se han autonomizado,
deslizando la posibilidad de la intervención de los servicios en la operación
por su propia cuenta, estando fuera de todo control, ejemplificando la
debilidad del poder político de Obama para torcer la situación de Guantánamo
como muestra de la supremacía de las corporaciones económicas en Estados
Unidos.
Sobre
los episodios de financiamiento de “dinero sucio” en España, Francia y
Alemania, el juez sostuvo que es necesario un debate serio del poder político,
por sobre las estrechas miras de la antipolítica que, según Zaffaroni, es el
fascismo, es la queja de quiénes dicen “miren lo que se está ganando” para
ocupar esos lugares. El problema del financiamiento de la política sería un
problema mundial, carente aún de un debate de fondo necesario.
Consultado
sobre la demora en la resolución del caso del atentado de la AMIA, Zaffaroni
responsabilizó al poder judicial y también al poder ejecutivo. La policía de investigación criminal
adolecería de un defecto institucional que puede llevar a cometer errores
al depender del poder ejecutivo y no de los jueces que investigan una causa,
pudiendo cumplir formal pero no materialmente los pedidos formulados. Un buen
modelo sería el ofrecido por la policía judicial costarricense, dependiendo del
poder judicial o del Ministerio Público.
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