miércoles, 7 de noviembre de 2012

Es ley la inclusión política para sufragar a partir de los 16 años



Finalmente y tras un largo proceso de de deliberaciones, la expansión del sufragio a partir de los 16 años obtuvo la sanción necesaria el 31 de octubre
El joven habilitado a votar es un nuevo sujeto político de características y demandas imprevisibles. Surgido en una época con mayores oportunidades de desarrollo formativo que sus progenitores, es capaz de dar lugar a la conformación de una nueva agenda pública, especialmente en materia de participación en la educación o el rol de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.  .
No se menciona tampoco que a los 16 años los jóvenes son imputables penalmente, a veces conducen automóviles, desarrollan con libertad su sexualidad y tienen acceso al consumo de drogas legales, todos ellos derechos con una alta incidencia pública.
El miedo a lo nuevo es una característica de todas las sociedades. El mundo adulto que encarna el cuestionamiento a los jóvenes mantiene aún su silencio sobre su participación y omisión en materia de la cultura nacional que dio origen a los ciclos autoritarios, a la persecución política e incluso la Guerra de Malvinas.
Se suele hablar también de la inexperiencia y manipulación a que pueden ser sometidos, menoscabando la importancia del entrenamiento en materia de participación que puede volverlos ciudadanos más entendidos, siendo mejores electores y con mayor compromiso respecto a este nuevo derecho.
También se desprecia el campo de ideas que los jóvenes han ido formando en los últimos años, en un proceso de politización permanente de la sociedad que inevitablemente los ha influenciado de alguna manera, no obstante que muchos adultos aún carguen con el modelo de joven escéptico o vandálico. El rol de los estudiantes en la Capital Federal ha demostrado sobradamente la construcción de la autonomía en tanto lugar de crítica, debate y acción directa, a modo del gremialismo tradicional, en defensa de la educación pública y mejores condiciones edilicias.
Esta decisión política, un hito que probablemente será recordado como la Ley Sáenz Peña o el voto femenino, es una gran nueva expansión de derechos políticos que viabilizará no sólo una mayor democracia sino también una mejor democracia. Implica una participación de mayor población para resolver los problemas de su entorno y encauzar demandas por fuera de la agenda.
El temor para los conservadores resulta así no tan fundado como evidente: los pibes avanzan.


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