miércoles, 29 de agosto de 2012

El 18vo. Foro de San Pablo y la sensata indignación de Atilio Borón


Con más expectativas que anuncios reales, el analista argentino protagonizó un interesante debate con el secretario ejecutivo del evento.

Convocados en Caracas bajo el lema “Los pueblos del mundo unidos contra el neoliberalismo y por la paz”, Venezuela fue por primera vez país anfitrión y Caracas la sede de la decimoctava edición de este importante encuentro de partidos progresistas y de izquierda durante los días 4, 5 y 6 de julio. Los debates se desarrollaron en 14 talleres temáticos, con organizaciones de América, África, Europa y Asia, en lo que fue la reunión más convocante desde su creación. Pero, contrariamente a lo esperado, se ha sostenido que la cantidad de asistentes no tuvo relación alguna con la calidad del debate. Sin embargo, el politólogo argentino Atilio Borón deslizó serias omisiones en el funcionamiento y el documento del foro:
1)      Olvida señalar el golpe contra Jean Bertrand Aristide en Haití, en el año 2004.
2)      No se consideró el cierre de bases militares norteamericanas.
3)      Niega la nuclearización de la zona (Colombia habría renunciado por tratado entre Uribe y Obama al control de cargamentos).
4)      Negación de la palabra a autoridades del Frente Social Patriótico, que habría recibido amenazas de paramilitares colombianos.
El enojo de Borón resulta más que razonable, ya que la defensa de Pomar a la organización del Foro trasluce la burocratización, un pacato formalismo y ritualismos inútiles frente a urgentes cuestiones que ameritan respuestas de fondo  para el abordaje de las soluciones de los sectores más necesitados y de los procesos y partidos políticos más asediados por una derecha que no piensa en calidad institucional, legitimidades populares ni ordenes jurídicos para derribar gobiernos movilizadores y sensibles a las demandas populares.
Borón interroga e incómoda yendo precipitadamente al nudo de la cuestión, evitando que se facilite la disolución de las responsabilidades del FSP en una cumbre rutinaria para la proclamación de buenas intenciones. Haciendo un ejercicio de memoria, historiza la actualidad y advierte de la importancia del compromiso de las fuerzas  sociales convocadas  en tanto herederos de un pensamiento cuya supervivencia retórica ha tenido por costo innumerables persecuciones, masacres y genocidios.
“… más allá de la crítica necesaria al neoliberalismo y su todavía hoy pesada herencia, el problema es el capitalismo, lo que hay que vencer y subvertir es el capitalismo. O es que las luchas protagonizadas por nuestros pueblos, con sus tremednos sacrificios y sus miles de vidas ofrendadas para la construcción de una nueva sociedad, ¿sólo lo fueron para pasar del neoliberalismo al neokeynesiansimo, o al desarrollismo, o al espejismo de un “capitalismo verde”?
Las justificaciones de Pomar soslayan la necesidad de generar dispositivos de defensa, institucionalizando en forma abusiva un espacio cuya utilidad se presume en el intercambio entre fuerzas progresistas y la capacidad de aportar soluciones ante las presiones militares, políticas y económicas del poder conservador.
Borón expresa más desengaño que ansiedad, aún con un entusiasmo voluntarista de quién pretende tapar el sol con las manos; y no es que el politólogo argentino se llame a engaño o cargue con la torpeza de no interpretar la mediocridad en que parece regodearse este último encuentro, sino que pretende estimular un cambio en la calidad y profundidad de los debates. La cuestión pasa, efectivamente, por qué hacer
“¿qué harán las fuerzas sociales que concurrieron a Caracas el día después, cuando vuelvan a sus países? ¿Cómo organizarán sus luchas, cuál es el plan de batalla, quiénes asumirán cuáles responsabilidades en al ejecución del mismo? Preguntas no sólo pertinentes sino acuciantes porque las burguesías, las oligarquías y el imperialismo no sólo tienen sus foros –el de Davos siendo el más importante- sino que también disponen de instancias que organizan sus fuerzas y planifican y coordinan sus batallas, mientras que se libran en el terreno mundial y no tan sólo en los espacios nacionales. Nuestros enemigos no sólo deliberan sino que actúan organizadamente; no se los podrá enfrentar con éxito sólo con bellas declaraciones”.
Las cuestiones organizativas conforman parte de una estrategia que haciéndose de público conocimiento, limitaría las proyecciones reales de las fuerzas progresistas. Las acciones de “las burguesías, oligarquías y el imperialismo” encuentran éxito precisamente por su capacidad de organización pero también por lo sigiloso de sus movimientos. Sin lugar a dudas, una medida de acción importante susceptible de ser agregada en el documento final es la posibilidad de organizar políticamente a los sectores postergados bajo un pleno acompañamiento de sus reclamos. Mientras tanto, hemos visto un regionalismo democrático de la UNASUR ha bloqueado diversas ofensivas golpistas; dicho esto, la frecuencia de su puesta en práctica y el estudio que la derecha hará de él para posibilitar su vulnerabilidad llaman a al preocupación de buscar perfeccionamientos y complementos que, tarde o temprano, también serán puestos en escena. La arbitraria destitución de Fernando Lugo mediante un golpe institucional expone la creatividad destructiva del bloque neoconservador contra gobiernos democráticos, legítimos y redistributivos.
Lamentablemente, Borón nos ayuda a reconocer las debilidades de un foro que, casi devenido una falsa promesa, expone orgulloso su opacidad frente a las iniciativas democratizantes, igualitaristas y soberanas de un subcontinente que, aún con postergaciones, avanza con alegría e irreverencia.

NOTAS
(1)   “El foro social frente a la crisis mundial”, por Eduardo Febbro, Página/12, 6/7/2012.
(2)    "El Foro de São Paulo es un olmo, no podemos pedirle peras", por Roberto Regalado, en Rebelión, 14/8/2012.

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