lunes, 30 de diciembre de 2013

Las ejecuciones públicas de Estados Unidos contra sus enemigos internacionales

Una de las nuevas características de la guerra sicológica llevada adelante por el gobierno estadounidense desde los tiempos de la administración Bush es el asesinato de referentes políticos opositores a la ingerencia estadounidense en sus respectivos territorios. Las sucesivas ejecuciones de Saddam Hussein, Osama Bin Laden o Muammar Al Gaddaffi ejemplifican el avance de la política imperial estadounidense sobre cualquier Estado militarmente incapaz de defender su soberanía.
EJECUTADOS. El terrorista islámico Osama Bin Laden,
y los ex presidentes de Irak y Libia Saddam Hussein y 
Muammar Al Gaddaffi.
De este modo, la violación de la soberanía pakistaní para bombardear a través de drones o perseguir al líder negativo del 11 de septiembre, junto con las ejecuciones de dos jefes de Estados, son episodios criminales de una política de Estado ejemplificadora.
Frente a la configuración y publicitación oficial de un enemigo público, las pautas protectoras de legalidad son dejadas sin efecto ante la hipotética venganza condensada en forma de decisión política.
En un contexto global en que las nuevas tecnologías provocan en su difusión nuevos espectáculos de múltiples e ignotos productores, la ejecución de los adversarios y su difusión es el mensaje más caro de un Estado que predica libertad y derechos pero sólo bajo el sálvese quien pueda de las pseudodemocracias neoliberales. 

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2 comentarios:

  1. Tal cual. Estos son los que se llenan la boca con "los más altos valores de la libertad y la democracia".
    Un cinismo sin límites.

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  2. Así es, Daniel. Mientras hace tan sólo un par de lustros nuestras sospechas sobre la participación estadounidense en los periodos represivos de Latinoamericana no hallaba pruebas concretas, hoy la globalización y el énfasis de las organizaciones de derechos humanos (sin menoscabar el compromiso del Estado argentino en políticas de memoria) nos transmiten más que nunca información para recuperar nuestra identidad de país periférico y violentado por la prepotencia del imperialismo capitalista y retrogrado.

    Pese a ello, las sociedades americanas, atravesadas pro la programación de una caja de flagelos (sociedad de consumo, drogas y otras formas de capitalismo espurio) y la difusión de acciones de eliminación de personas y poblaciones como instrumento de terror por al principal potencia mundial en el contexto mismo de los hechos (y no ya a a través de archivos desclasificados de hace cinco décadas) se tornan experiencia destructivas de un moral esperanzada y solidaria.

    Recuperar la lucha es el sentido a reinstalar.

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