viernes, 29 de noviembre de 2013

Iniciativa programática del Partido Comunista ¿una apuesta de re-izquierdización?

El 17 de noviembre de 2013 el diario Tiempo Argentino realizó una entrevista a Patricio Etchegaray, secretario general de Partido Comunista Argentino. En ella, Etchegaray explicita una adhesión a la gestión kirchnerista al tiempo que solicita la discusión de un debate programático, en una iniciativa por retornar a una política propositiva y responsable, algo remoto ante el impactante vacío instalado con la democracia de audiencia argentina.
Sabido es de los cuestionamientos históricos realizados hacia el PCA, en tanto tradicional detractor de los gobiernos nacional-populares, absentista de la participación armada y elogioso de Jorge Rafael Videla durante la última dictadura. Estos gravísimos errores de la conducción han sometido al partido a un rol menor. Sin embargo y realizadas las debidas autocríticas, el dirigente Patrio Etchegaray ha interpretado lucidamente la necesidad de avanzar en un frente nacional hacia una transformación estructural en un contexto posliberal.
Para Etchegaray, las rupturas con la
dominación hegemónica, la apuesta
a la producción y el rol regulador del 
Estado ameritan el resguardo de los
gobiernos progresistas regionales,
El kirchnerismo supo aglutinar, en un contexto de opciones meramente institucionalistas pero desligadas de una propuesta de solidaridad social, sectores ajenos al justicialismo. En este sentido, la diferencia más notable entre los orígenes del socialismo y del peronismo están dados acabadamente en su origen de idea abstracta de mejoramiento social movilizada por las clases bajas y la burguesía humanista en un caso y la adhesión a un líder carismático al que, debido a sus logros, todo se delega. El kirchnerismo, en tanto proyecto de peronismo transversal, no ha contemplado debidamente las distintas identidades que han conformado su base de apoyo, recelosas de aceptaciones irrestrictas y necesitadas de verificaciones precisas de los cambios progresistas instrumentados. 2012-2013, por otra parte, fue un período marcado por una “sensación de inseguridad” ferroviaria y el alza inflacionaria y (salvo excepciones) la ausencia del funcionariado dando explicaciones viabilizó que las críticas se trasladaran desde acusaciones de ineficacia hasta de corrupción. La candidatura de Insaurralde como adlátere kirchnerista del justicialismo bonaerense, pero construida a imagen y semejanza de su rival electoral Sergio Massa, no hizo más que agregar mayores dificultades al confuso acto eleccionario. En tal sentido, el kirchnerismo en 2013 desarrolló una voluntad política limitada, en que el “vamos por todo” fue reemplazado por acuerdos entre la burocracia partidaria, quizás a modo de establecer una transición no conflictiva.
El 18 de noviembre, fue el propio diputado Carlos Kunkel quién admitió la perdida de base electoral al señalar que “se nos fueron 1.200.000 votos por izquierda” en el programa radial “Mañana Sylvestre”.
El Partido Comunista, en ese orden de cosas, se presenta como una adhesión crítica capaz de transformarse en una usina de ideas valiosa, pese a que el kirchnerismo ha sabido lograr adhesiones través de la ejecución de medidas tan convocantes como imprevisibles, acaso evitando elementos que puedan servir como obstáculo.


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