sábado, 2 de marzo de 2013

"Estudios sobre el peronismo", de José Pablo Feinmann


Un peronismo bien entendido




Feinmann, José Pablo. (1974) Estudios sobre el peronismo. Historia, Método, Proyecto, Legasa Ensayo Crítico, Buenos Aires, 1984.
Escrito mayormente entre abril de 1972 y mayo de 1974, Estudios sobre el peronismo expresa una lejana y pequeña  gran obra de un José Pablo Feinmann que despliega en su crítica erudita una pasión analítica del más importante de los movimientos políticos argentinos.
El primer estudio que integra el volumen, “El peronismo como objeto”, es una síntesis de los abordajes teóricos en torno a la aparición de los gobiernos de democracia popular. De este modo repasa el pensamiento de las ciencias sociales al respecto, desde el liberalismo hasta las interpretaciones marxianas, en las teorías de la irracionalidad adjudicada a la politización de las masas por Gino Germani, la manipulación de masas ingenuas en las urbes por el compadrazgo del líder de Alastair Hennessy, la anomalía del funcionamiento de las fuerzas productivas de Eric Hobsbawn, la irrupción del bonapartismo peronista salvador de la burguesía en Milcíades Peña, la utilización demagógica de la burguesía en pugnas internas en Ismael Viñas, la idea de una burguesía en expansión democratizante de Jorge Abelardo Ramos, la manipulación sindical de los trabajadores en Murmis y Portantiero y la idea de “peronización” de la clase obrera sin conciencia a través de movilidad social en Celia Durruty. El autor, advierte, no se propone analizar y desintegrar esas afirmaciones, sino exponer a lo largo de la obra los motivos que las desestiman.
“El peronismo como sujeto” es el segundo estudio, y resume las cuestiones esenciales que hacen a las contradicciones internas y externas de que forma parte el movimiento. En él, se da cuenta de la relevancia del cuestionado rol del líder, que sintetiza y pone en común sintonía a las divergencias existentes a través de la legitimidad que le es adjudicada por la conformidad de un pueblo organizado. La acusada demagogia es un argumento débil frente a la adquisición de una serie de conquistas sociales que Perón obtiene desde la Secretaría de Trabajo y Previsión. Por otra parte, la revisión del pasado histórico europeo en torno a la constitución de un partido de clase evidencia la conversión paulatina de los mismos en partidos burgueses que siguen proyectos de la burguesía. Por el contrario, el movimiento peronista se transforma en un partido que, contemplando una alianza de clases estratégica, enfrenta dos contradicciones: una externa, que contempla la relación imperialismo/soberanía, y uno interno, ya que en la relación burguesía/proletariado deben ser éstos últimos quienes deban mantener la hegemonía política del movimiento, siendo quiénes dotan a la burguesía su carácter útil y necesario para la proyección política deseada. La clase trabajadora es consciente de a) pertenecer a una nación oprimida; b) su propia opresión y c) de reales aliados y enemigos en un proceso liberador. De este modo, el peronismo adquiere el carácter de un movimiento de liberación nacional que se expresa democrático, movilizado y participativo.
¿Pero, cómo se constituye y proyecta el poder político del movimiento peronista? En este sentido, interviene el tercer estudio, “El Estado peronista”. Aquí, Feinmann da cuenta del proyecto excluyente y dependiente que opera bajo un presunto liberalismo hasta la llegada del Estado Nacional Popular. El Estado peronista encuentra su espacio jurídico en la Constitución de 1949, a través de la cual se cristaliza la impronta revolucionaria del proceso. La consagración de los Derechos del Trabajador (art. 37), la función social de la propiedad privada (art. 38), el servicio del capital a la economía nacional (art. 39), la intervención del Estado en la economía (art. 40) y la reelección presidencial como garante de la continuidad de un modelo (art. 78) son acciones que se incorporan como garantías de una reformulación estatalitaria. La nacionalización del Banco Central y los depósitos bancarios en 1946, la oposición a través de un único vendedor a con un único comprador como eje de oposición Estado/capital parasitario a través del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI, 1950), los planes quinquenales y el desarrollo de la industria pesada son ejemplo claros de políticas de un Estado soberano. Será el golpe del 55 el que derrumbe las conquistas conseguidas y posicione una vez más a la oligarquía terrateniente como clase hegemónica y una burguesía industrial aliada al capital financiero internacional, con el consiguiente retorno a una economía dependiente ante la pérdida de soberanía financiera tras el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional y el Eximbank.
El cuarto estudio, “A propósito de la alianza de clases”, desarrolla los cuestionamientos recibidos por el peronismo al albergar proyectos políticos distintos y hasta contradictorios. Feinmann sostiene al respecto que el peronismo es integrativo y no eliminativo, lo cual lo hace eminentemente político. Al mismo tiempo, cuestiona las similitudes de análisis marxistas y el desarrollismo en cuanto al determinismo económico. El economicismo mecanicista y el idealismo voluntarista constituirían dos formas inadecuadas de pretender la emancipación. No habría coyunturas felices, tampoco, para hacer política: habría formas felices de hacer política. El Frente Nacional, representación del movimiento peronista, implicaría la presencia de distintas fuerzas bajo “coincidencias coyunturales que les permiten una alianza táctica y las diferencias estratégicas que las enfrentan constantemente, con mayor o menor fuerza según las circunstancias”.
La valoración del líder y la acción instituyente que mana de sus directivas es materia de “A propósito de la conducción”, el quinto estudio. Habría dos formas de ser peronista sin Perón: cuestionando a su entorno o postulando reemplazar la lealtad a Perón por una lealtad a la clase trabajadora, lo que implica desconocer la referencia de la clase trabajadora con el propio Perón. Otro tanto es la visión de una Evita radicalizada, que niega la defensa de gobierno y estrategias del líder del movimiento. El juego político es dado en el espacio de la lealtad, lugar de disputa que (estrecho o amplio según la coyuntura) se da en el interior del movimiento bajo el reconocimiento del conductor estratégico. El modo de hacer política debe implicar la voluntad de las mayorías. Todos estos aspectos niegan la posibilidad del reconocimiento de una vanguardia. Las interferencias en el movimiento están dadas en la aparición de apresurados y retardatarios, cuyos efectos de ruptura deben ser morigerados en la valoración de un proceso sostenido de liberación nacional. La fosilización del espacio debe evitarse previéndose la necesidad de una trasvasamiento que permita renovar las ideas del movimiento.
El sexto estudio, “A propósito de la Argentina” es una reflexión sobre la emergencia del Pueblo en coyunturas históricas de nuestro país, desde la marginación política y electoral de Esteban Echeverría hasta la conformación de una barbarie a liquidar por Sarmiento, pasando por la idea de “chusma inmigratoria”, la conquista popular de la ley Saénz Peña y el liberalismo inclusivo radical y la democracia popular peronista, junto con las clausuras liberales de 1930, 1955 y 1976. Todos estos acontecimientos abren camino a una reflexión sobre distintas cuestiones a ser subsanadas: la responsabilidad de los partidos políticos en la conformación de un proyecto nacional y popular, el compromiso de la totalidad de los actores con la democracia, la reformulación del rol de las fuerzas armadas bajo una nueva formación que dé lugar a objetivos de interés público y una cultura nacional integrativa y superadora de las viejas antinomias.
La obra finaliza con un posfacio, “Sobre las elecciones de octubre de 1983”, en que se realiza una reflexión profunda sobre la victoria radical en las elecciones presidenciales del mismo año, con un liderazgo que desde los tiempos de Hipólito Yrigoyen no desplegaba semejante carisma. El autor insta al peronismo, desprovisto de grandes líderes, a retomar sus históricas banderas y asumir un comportamiento confiable a la sociedad que vio resolver sus disputas internas a través de la violencia.
Claro y riguroso, ameno y académico, Estudios sobre el peronismo es un libro fundamental, de candente actualidad a sus casi treinta años (¡inspirado, del mismo modo, en escrito de hace casi una década tras!). En él se brinda una descripción precisa del complejo funcionamiento de la organización del movimiento peronista que, admitiendo la existencia de intereses contrapuestos en su seno, contiene tres objetivos preponderantes e irrenunciables: la resistencia antiimperialista, el mejoramiento gradual de la calidad de vida de los sectores de menores ingresos en la búsqueda permanente de equidad social y la industrialización nacional. El Feinmann actual presentaría quizás un cuestionamiento más incisivo hacia la responsabilidad del peronismo en la persecución genocida de la juventud altruista de los setenta, así como el desagrado hacia los rumbos asumidos por el Partido Justicialista y la pérdida de la ética de sus dirigentes (en el libro El Flaco,  lo asimila a “aparato mafioso”). No obstante, las ideas políticas del peronismo popular se vinculan hoy claramente a ideas democratizantes, en un contexto nacional y latinoamericano de democracias fuertemente representativas. Un texto imprescindible, de un siempre joven José Pablo Feinmann, que late a través del tiempo con la vitalidad propia de un clásico.
Sobre el autor.
José Pablo Feinmann (Buenos Aires, 10 de marzo de 1943) es un filósofo, docente, escritor, ensayista, guionista y conductor de radio y televisión argentino. Fue fundador del Centro de Estudios del Pensamiento Latinoamericano, en el Departamento de Filosofía de la UBA (Universidad de Buenos Aires), área desde la cual desarrolló un enfoque analítico de la evolución de las ideas argentina. Posteriormente trabajó como colaborador en diversos medios periodísticos. Fue un activo militante de la JP (Juventud Peronista) en los años setenta, considerando al peronismo como un verdadero movimiento de masas revolucionario. Fue crítico del uso de la violencia con fines políticos, sobre todo al foquismo guevarista, el cual —años después del triunfo de la revolución cubana— se volvió bastante popular dentro de algunos sectores de la izquierda peronista y marxista. Caracterizado por su enfoque didáctico, crítico y la sensibilidad vehemente en sus juicios morales, José Pablo Feinmann es uno de los intelectuales más respetados y consecuentes del ámbito cultural argentino.

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