viernes, 14 de diciembre de 2012

Elecciones presidenciales en EE.UU. 2012




El 6 de noviembre de 2012 tuvieron lugar las disputadas elecciones en los Estados Unidos. La crisis mundial y sus impactos en la economía del país tras la crisis financiera internacional fueron los principales ejes de debate.
Los candidatos de los partidos mayoritarios fueron el entonces presidente Barack Obama, aspirante a revalidar su mandato de 2008, y Mitt Romney, un pastor mormón y multimillonario empresario.
Obama apostó a solidificar la defensa de una política económica que permite una lenta recuperación y Romney con un mensaje conciliador y crítico del balance político del demócrata.
La retórica de Romney tendió a representar a un retorno a los valores originales del pueblo norteamericano, expresión de un conservadurismo dirigido a blancos anglosajones protestantes. “No representaré un partido, representaré a una nación” sostuvo a su llegada del aeropuerto de Portsmouth, al tiempo que acusaba al presidente Obama de dividir la nación, aumentar el déficit fiscal y el desempleo.
Las elecciones no carecieron de “campaña sucia”. Los ataques, principalmente dirigidos al presidente Obama, se dieron a través de:
·        El anuncio que lo acusa de permitir la expansión automotriz en China en detrimento de los puestos de trabajo estadounidenses,
·        El discurso segregacionista de 1ue la campaña demócrata acepte a inmigrantes indocumentados como voluntarios para recabar votos puerta a puerta,
·        En Virginia (este), las autoridades han abierto una investigación porque líderes republicanos locales habrían supuestamente contratado los servicios de empresas que destruían registros electorales de demócratas,
·        Protestas de republicanos por asegurar que el exgobernador, un ferviente mormón, iba a prohibir toda clase de abortos, a pesar de que Romney ha asegurado repetidas veces que acepta excepciones en caso de violaciones, de incesto o de riesgo para la vida de la madre.
Otros intentos de bloquear sufragios ha sido el control de identidad por Estados.
Esta situación ha ameritado la consulta a especialistas.
“Lo que puede distinguir a la campaña de 2012 de las anteriores es el volumen de la publicidad negativa”, observa Melissa Deckman, profesora de Ciencias Políticas en Washington College. Ella precisa que, según investigaciones recientes, en 2008 los anuncios negativos representaron 9 por ciento de toda la publicidad política, mientras que en esta campaña, los ataques representan 70 por ciento del total. “Dado que todavía faltan varias semanas para el día de la elección”, indicó Deckman, “desde la perspectiva publicitaria, esta campaña bien podría ser la más negativa de la historia.”
Las campañas de difamación, ya sea que contengan un grano de verdad o estén basadas en mentiras descaradas, les permiten a los candidatos demostrar cómo reaccionarían bajo las tensiones de unas condiciones que la mayoría de la gente consideraría insoportables. Como escribió el historiador Gil Troy, las campañas brutales perduran no sólo porque les permiten un desahogo colectivo a los 300 millones de estadounidenses, sino también porque dan resultado, por improbable que parezca.
 Si no se va a acabar la negatividad, quizá la pregunta que deberían hacerse los votantes estadounidenses no es si ésta es la campaña más sucia de la historia, sino más bien, por qué las campañas estadounidenses han sido negativas por tanto tiempo y en el mismo sentido. Los temas persistentes de las supuestamente peores campañas -raza, religión, sexo y muerte- le recuerdan a la gente que son temas centrales no sólo en la política, sino en todos los aspectos de la vida. Por más que la economía vaya a pesar en el resultado, esta campaña es tan sucia como muchas otras porque los votantes saben que están eligiendo a algo más que a un gerente.

El voto femenino en los EE. UU.
En estas mismas elecciones, la consultora Pew Research dio a conocer un interesante estudio sobre el voto masculino y femenino en las elecciones presidenciales de los últimos diez años.

1992
Bill Clinton
George Bush
M
45%
37%
V
41%
38%



1996
Bill Clinton
Bob Dole
M
54%
38%
V
43%
44%



2000
Al Gore
George W. Bush
M
54%
43%
V
42%
53%



2004
John Kerry
George W. Bush
M
51%
48%
V
41%
55%



2008
Barack Obama

M
56%
43%
V
49%
48%

“Lo que marca en términos reales la brecha de género  son las posturas frente al Estado benefactor y la red de seguridad social”, expresa Melissa Deckman.
Obama intentó establecer una relación directa entre el bienestar económico de las mujeres y al reforma sanitaria implantada por su gobierno. Romney, por el contrario., prometió desmantelar el sistema de protección conocido como “Obamacare” y recortar los fondos de Planned Parenthood, la principal asociación que permite abortar a las mujeres de menores ingresos.
“Es un tema económico para las mujeres”, dijo Obama en un acto de campaña en referencia a su política sanitaria. “Esto marca una diferencia. Es dinero de los bolsillos de las familias”.
Más del 95% de los electores afroestadounidenses votaron en 2008 por Obama. También ganó el voto hispano, que crece rápidamente, por un margen del 67% contra 31%. Os tercios de aquellos menores de treinta años votaron por Obama e inyectaron la energía de su campaña en Internet. También captó el 56% del voto femenino, comparado con el 51% logrado por el demócrata John Kerry en 2004.
El núcleo de apoyo a los candidatos republicanos a la presidencia proviene de votantes blancos preocupados por los impuestos y recelosos del gasto público, así como conservadores religiosos que se oponen al matrimonio homosexual y al aborto. El aspirante republicano Mitt Romney, un multimillonario empresario, tienen una tractivo más amplio pese a la brutal elección primaria que lo forzó a inclinarse a la derecha en asuntos como la inmigración y temas sociales como el aborto.

Las elecciones de 2012 no serían una excepción: una vez más, Obama lograría hacerse del voto de mujeres, afroamericanos e hispanos.

Resultados
Finalmente, Obama consiguió ser reelegido el 6 de noviembre de 2012 como presidente de los Estados Unidos para un segundo mandato. Contradiciendo todos los pronósticos y las encuestas previas, según las cuales entre ambos candidatos existía un empate técnico, logró una diferencia holgada de un 30% en el número de delegados, 303 de Obama frente a 206 de Romney, y dos puntos porcentuales de ventaja (casi tres millones) en el recuento de voto popular, 50% frente a 48%.

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