miércoles, 9 de mayo de 2012

¿En que quedó la Operación Provincia? Notas sobre la campaña de Nuevo Encuentro en la provincia de Buenos Aires en 2012


Las elecciones de octubre de 2011 provocaron un profundo disgusto en los expectantes sabbatellistas de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, los resultados merecen ser analizados a la luz de una trayectoria nacional que tuvo inicio apenas en 2009.


Con una modificación polémica a los comicios por la reciente reforma electoral, Nuevo Encuentro  contaba con grandes esperanzas respecto a un ascenso considerable de una de sus principales figuras, el ex intendente de Morón y diputado nacional Martín Sabbatella, quién había construido una fuerte adhesión del votante de izquierda democrática a través de su brillante gestión municipal y su labor legislativa a favor de nuevos derechos individuales y colectivos. Su figura ascendió velozmente en las honras fúnebres de Néstor Kirchner, donde sin pertenecer al oficialismo (al que hasta entonces había apoyado en sus decisiones más polémicas con una convicción superior a muchos miembros del gabinete) se mostró profundamente conmovido ya que con el ex presidente había tenido una relación de respeto y afecto. Como líder del kirchnerismo progresista, fue consolidando su figura hasta proyectarse en como rival del gobernador derechista Daniel Scioli.
Lamentablemente, cuando la figura de Sabbatella parecía elevarse sustantivamente al ser autorizada la lista de adhesión que llevaría a la popular Cristina Fernández  -una vez más- a la presidencia se dio la elección de Gabriel Mariotto como compañero de fórmula de Scioli, lo que provocaría una considerable merma del electorado. Mariotto había sido elegido por su fuerte compromiso y perfil público expuestos en defensa de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, normativa reguladora que viabiliza  la desconcentración de los multimedios e instaló un nuevo capítulo del relato kirchnerista: el enfrentamiento con el poderosísimo Grupo Clarín, un monopolio de gran influencia en la clase media argentina. El emergente Mariotto, inmerso en una lucha trascendental, coronó su figura haciéndole un lugar como vice-gobernador; al mismo tiempo, el kirchnerismo avaló esta última gran decisión de la presidenta confiando en que con Mariotto se avalaba la candidatura de Scioli, aunque un sector crítico evaluó que en verdad Mariotto es un dispositivo para instaurar las ideas sociales del kirchnerismo en el gobierno de la provincia. Superada la competencia electoral, tanto Sabbatella como Mariotto son personalidades con diferentes identidades pero que han asumido que el kirchnerismo no es el proyecto de un partido sino un nuevo movimiento político que deja afuera el partidismo sectario y las ideologías justificadoras de la exclusión social.
Por otra parte, resultó ciertamente preocupante el rumbo del voto progresista, volcado en gran parte hacia la ex radical y líder del GEN Margarita Stolbizer, quién superó en más de cinco puntos a Sabbatella con una trayectoria política nacional más extensa pero inferior en pergaminos.  Ante la percepción previa generalizada respecto al estimado gran salto de Martín Sabbatella en la política nacional, sólo cabe pensar a modo de reflexión las cuestiones que hacen al resultado:
·         Se habló en aquél momento de una hipótetica polarización entre De Narváez y Scioli, duelo de derechas en que gran parte del electorado kirchnerista habría optado por un voto pragmático. Este comportamiento se justificaría en las primarias, pero una vez comprobada la asimetría entre los candidatos no es un argumento lo suficientemente contundente. El electorado kirchnerista evidenció su fuerte arraigo en el voto pejotista.
·         Un aspecto a evaluar es el curso del “voto progresista”. El triunfo de Margarita Stolbizer pareciera evidenciar la fortaleza de una mayor organización lograda por permanencia en la escena política; no obstante, el proyecto de Stolbizer fue en cierta medida subsidiario de la ausencia de candidatos radicales, entreverados en la creación de híbridos para superar el descrédito público ante la sucesiva renuncia partidaria de realizar un perfil electoral estratégico y de construcción a largo plazo.
·         La falta de construcción territorial de una fuerza nueva como el Nuevo Encuentro implica como falencias: a) la ausencia de representantes locales reconocidos en los distintos municipios que puedan transladar su voto a Sabbatella y generar una imagen de la fuerza política y  b) la ausencia en varios municipios de Nuevo Encuentro por inexistencia de listas locales.
Uno de los mayores problemas que atraviesa actualmente el Nuevo Encuentro en el interior del país es la dificultad de suplir la ausencia de Martín Sabbatella en la arena pública, o dicho de otro modo, la incapacidad de generar hechos políticos en núcleos militantes faltos de experiencia y, por tanto, de iniciativa e ideas para proyectarse en los distintos terrenos locales. En parte, los resultados electorales han marcado diferencias dentro de Nuevo Encuentro entre los sectores más organizados y activos y aquellos que han emprendido una acción quizás más testimonial. Por otro lado, los largos silencios del moronense resultan inevitablemente incómodos, ya que la ausencia de directivas o iniciativas desde la construcción central debilitan la cohesión de los grupos, por el hecho sencillo de que no puede haber organización sin conducción.  A esta situación de malestar cabe agregar la partida de Daniel Ravettino,  una de las figuras más importantes del EDE, quién expresó el sinsentido de perseverar en la construcción de una organización paralela al Frente para la Victoria, una herramienta electoral representa a la Presidenta pero que carga con una hegemonía demasiado orgánica al partido justicialista y no instala posibilidades de contribuir a una transversalidad de distintas tradiciones políticas, especialmente las organización de la izquierda social e ideológica.
Lejos han quedado ya las discusiones sobre una tercera pata para evitar la sangría de las venas abiertas del centroizquierda. Desde el sabbatellismo, ante la avanzada destituyente encabezada por las corporaciones agro-ganaderas y mediáticas, se prefirió respetar el orden democrático y la legitimidad de las urnas. Aún sin pertenecer al oficialismo, el compromiso de Sabbatella por aportar estabilidad desde la oposición fue notable, y hoy quizás esa generosa jugada implique hoy un costo político considerable ante la ansiedad del electorado progresista, por tradición dado a caer en el antiperonismo y no entender en la gradualidad de los procesos.
Martín Sabbatella es sin lugar a dudas uno de los dirigentes que gozan de mejor imagen, pero también parece ser cierto que aún no es suficientemente conocido. Quién sabe de su trayectoria tiene sentimientos que oscilan desde el respeto a la admiración. Sin embargo, queda todavía mucho por hacer: la voluntarista labor iniciada desde 2009 permitió que las Banderas del Encuentro flameen en lugares recónditos de la provincia de Buenos Aires, muy lejos de las populosas calles de Morón. Más allá del mito de Martín, sólidamente construido con audacia y prácticas transformadoras, compete a los militantes y a al dirigencia las posibilidades de viabilizar una mayor comunicación para un funcionamiento sistemático de un espacio que tiene mucho por aportar al progresismo en general y al kirchnerismo en particular, si por tal evaluamos un proceso ideológico de mejoramiento de la calidad de vida y expansión de derechos. 

2 comentarios:

  1. Otro más que se la da por defender al gordito trepador. Bancar a Sabbatella sigue siendo hacerle la paja a un muerto, muchachos.

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  2. Que pobre opinión la tuya! Me parece que estás negando un pedazo bastante importante de acontecimientos que hablan de la lealtad de Martín a las ideas que hacen del kirchnerismo un proyecto político con entidad propia. Martín Sabbatella tiene mucho que dar y confíamos en que vientos propicios acompañen la posibilidad de desempeñar en la función pública el gran protagonismo que merece.

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