Argentina redefine su política hidrocarburífera (I)

El 26 de enero de 2012, en lo que fue la primera declaración tras ser sometida a una intervención quirúrgica, la presidenta Cristina Fernández expuso una fuerte crítica al comportamiento de las empresas petroleras en el interior del país y generó un debate respecto a una modificación de la política estatal respecto a los yacimientos petrolíferos del país.

Reclamos de la presidenta por Malvinas y contra el empresariado petrolero local

Aquella intervención constó de un nuevo reclamó pacífico sobre la soberanía de las islas Malvinas, ante la escalada de hostilidades verbales del primer ministro conservador David Cameron, quién ridículamente llegó a calificar al país de adoptar una “actitud colonialista” (1) respecto de los territorios arrebatados manu militari en 1833. “Nosotros tenemos un concepto de la soberanía que enlaza profundamente la Nación con el pueblo con la historia y además también, con la defensa de nuestros recursos naturales. Porque vamos a hablar con todas las letras: también están depredando nuestros recursos naturales, nuestro petróleo, nuestra pesca”, señaló la mandataria en un contexto de reclamo de un patrimonio históricos, con bienes legítimos de la Argentina, que fueron arrebatados hace casi 179 años. (2) La relación argentina-inglesa y el imaginario están profundamente marcados por la resistencia popular a las invasiones inglesas durante el período colonial, la resistencia rosista a las invasiones anglo-francesas, la ligazón del país al comercio inglés durante el período liberal-oligárquico (1860-1943) y la reciente Guerra de Malvinas (1982), todas ellas experiencias que han marcado un sentimiento nacional de resistencia y antiimperialismo al punto de ser motivo de celebraciones y conmemoraciones nacionales. Sin embargo, la presidenta Fernández expuso el reclamo de un territorio que por derecho corresponde a la Argentina y su voluntad de llevar adelante la protesta a todos los organismos internacionales expresando su voluntad pacífica.

El interés por las islas se potencia aún más no sólo por el espacio terrestre, sino por la navegación de los mares que resulta habilitada por la Convención del Mar, por lo cual el mar argentino se vería sometido a la explotación británica. La explotación actual de los recursos pesqueros y la publicitación de actividades de exploración en búsqueda de hidrocarburos agravan aún más la moral de los argentinos al hacerse de las riquezas de la zona usurpada y precipitan la urgencia de los reclamos. Esto ha motivado el fuerte apoyo de las organizaciones regionales en las que Argentina es miembro para resistir la desmembración del continente.

La crítica se trasladó inmediatamente a los esfuerzos locales en la producción de energía, siendo cuestionada la producción por su limitación para cubrir el mercado local. Allí, la crítica se trasladó inmediatamente al abuso de la política de subsidios vigente, por la cual muchas empresas los estarían utilizados como renta y no como inversión en un estado de necesidad, al mismo tiempo que habría un precio desmedido para recursos producidos localmente, ya que “el tema del costo del combustible debe ser costo argentino y no costo internacional, porque los costos de producción son costos de la Argentina.”

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(1)         “Falkland Islands stir fresh tensions as war's 30th anniversary looms”, en “The Guardian”, disponible en: http://www.guardian.co.uk/uk/2012/jan/18/falkland-islands-argentina-anniversary-war.

(2)         Para ver el discurso completo, visite: http://www.casarosada.gov.ar/discursos/25687-anuncios-de-nuevas-obras-discurso-de-la-presidenta-de-la-nacion.